El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad y fue una promesa de Dios para nuestras vidas. Recibimos al Espíritu Santo en el momento en que aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Si recibimos al Espíritu Santo, se nos otorga un gran poder que proviene del cielo y es para algo importante: llevar Su palabra a aquellos que no la conocen. Para que el poder del Espíritu Santo se manifieste plenamente en nuestras vidas, es necesario que pasemos tiempo con Él, leyendo la Biblia, orando y construyendo una relación personal con Jesucristo.
Jesucristo desea que seamos testigos del avivamiento que está ocurriendo en nuestras vidas. Hay muchos hermanos que necesitan a Dios, y si somos testigos de lo que Él ha hecho en nuestras vidas, estaremos cumpliendo la voluntad de nuestro Dios.