Al interior de Los delincuentes no hay una ni dos películas, hay varias. La más evidente refiere al clásico cine "de estafa" —o Caper— en el que uno o más personajes deciden tomar revancha contra el sistema o explotar un defecto de éste en su propio beneficio: en la cinta, Morán, un empleado bancario, saca de la caja fuerte el equivalente a 50 años de sueldo en dólares, destinando la mitad para él y la otra para un inadvertido cómplice, su colega Román, quien no tiene otra que guardar ese dinero mientras el otro se va a la cárcel por tres años y medio.
De los aprietos de cada uno —Morán tratando de bancarse la estadía a la sombra y Román vuelto loco con la carga de guardar el botín— emergen las otras películas que aloja Los delincuentes: una que narra el ánimo, la aventura y el deber de los personajes de construirse una vida que valga la pena habitar. Otra repleta de personajes "acrónimos" que van cruzándose con ellos, alimentando esa ilusión. Morán, Román, Norma, Ramón, Morna... También hay otra que parece estar figurándose el devenir incógnito de una Argentina que sufre malestares existenciales similares a los del dúo protagonista, e incluso hay espacio para una película que, usando todos los elementos ya mencionados, funciona como un relato simbólico acerca del propio cine argentino, adelantando la actual crisis que lo afecta (post 2023).
Una de las piedras basales del "caper", en cuanto género cinematográfico, es la irrelevancia del robo contrastado con el la inquietud que parece devorar a quienes lo perpetran. No es una inquietud que proviene del mercado o del capital, sino de la condición humana. De eso y más se habla en este podcast.