Nunca hemos jugado Polo, y tampoco pensamos volverlo a hacer. No porque no tengamos plata, sino porque nos negamos a usar esa gorrita con una visera tan pequeña. Por otro lado, no nos volvemos a hacer endoscopias. Por lo menos hasta que reduzcan el tamaño del tubo con que las hacen. Nos da miedo que nos empiece a gustar. Y aunque tampoco queramos volver donde un sobandero, en este capítulo descubrimos que como torturadores, no hay criminales que hagan mejor ese trabajo.
Nunca hemos jugado Polo, y tampoco pensamos volverlo a hacer. No porque no tengamos plata, sino porque nos negamos a usar esa gorrita con una visera tan pequeña. Por otro lado, no nos volvemos a hacer endoscopias. Por lo menos hasta que reduzcan el tamaño del tubo con que las hacen. Nos da miedo que nos empiece a gustar. Y aunque tampoco queramos volver donde un sobandero, en este capítulo descubrimos que como torturadores, no hay criminales que hagan mejor ese trabajo.