¿Quién no tiene días difíciles, de aflicción, angustia, desolación, desilusión o pecado? Los familiares y amigos no siempre saben cómo ayudar. Y los que sufren, generalmente, prefieren el aislamiento. Señor permíteme cada día crecer en fe, para saber que en todas las circunstancias, estarás allí para sostenerme y llevarme a la victoria, conforme a Tu voluntad.