Decía Baltasar Gracián en su obra Oráculo Manual y Arte de la Prudencia”: “no obrar siempre igual. Así se confunde a los demás, especialmente si son competidores”.
Por su parte, Polonio afirma que la forma de actuar de Hamlet “parece locura, pero tiene método”, en la obra homónima de Shakespeare.
Muchos personajes clásicos, desde el rey David y Ulises hasta el matemático y astrónomo árabe Alhacén, recurrieron a la sabia argucia de simular la locura para salir de un apuro o conseguir sus propósitos.
El procedimiento consiste en atemorizar a las personas que los rodean con la perspectiva de una brutal y desmedida reacción si son desairados. De este modo, haciéndose pasar por desequilibrados mentales, consiguen sus propósitos.
En el ámbito geopolítico, la “estrategia del loco”, como la llamaron Nixon y Kissinger, fue una característica de la política exterior de ese presidente estadounidense en el contexto de la Guerra Fría, y tenía como finalidad terminar con la guerra de Vietnam. Consiste en disuadir al contrario de atacar por temor a que la respuesta del aparente demente sea imprevisible, irracional y carente de moderación.
Para que tenga éxito, hay que dar la impresión de que se está dispuesto a llegar a cualquier extremo, sin considerar los resultados ni los perjuicios. Se genera así un ambiente de incertidumbre máxima, en el que es imposible prever la reacción ni, por lo tanto, las consecuencias.
¿Podría estar empleando Donald Trump esta estratagema para asustar a otros líderes mundiales de forma que no tuvieran más remedio que acceder a las pretensiones del presidente de EEUU? ¿Está haciendo gala de una imprevisibilidad estratégica con el fin de mantener a sus posibles adversarios con la permanente zozobra de su posible relación contra ellos? ¿Está actuando Trump con método fingiendo locura?
Cuando todavía no se tiene claro si Trump mantendrá a su país en un cierto aislacionismo soberanista o si, por el contrario, va a comenzar una etapa de intervencionismo decidido, o incluso a simultanear ambas estrategias en lo que se ha venido a llamar como transnacionalismo, es indudable que esta “estrategia del loco” le faculta para conseguir la sorpresa, una de las cualidades que debe reunir cualquier acción geopolítica y militar exitosa.
Lo que hará que sus reales o potenciales enemigos sopesen cuidadosamente cualquier opción antes de ejecutarla, temerosos de una respuesta que pueda ser desproporcionada y aplicada por una vida inesperada.
De esto, y otras muchas noticias geopolíticas del máximo interés, vamos a hablar en este Balance Geopolítico con los grandes analistas geopolíticos y de inteligencia Fernando Cocho y Jasiel Paris.