Share El Podcast Colorado
Share to email
Share to Facebook
Share to X
Otro fin de año y otra renovación de los buenos deseos que siempre marcan estas fechas tradicionales.
El lunes 27 de mayo del 2018 iniciamos una gestión que en la perspectiva del tiempo ha adquirido una dimensión mayor. No teníamos entonces representación partidaria alguna. Fue una iniciativa personal que pretendía instalar en los líderes del Partido Nacional, Dres. Lacalle Pou y Larrañaga, la idea de un proyecto de coalición. Se trataba de construir una alternativa al Frente Amplio, que lucía agotado de ideas y reacciones. Su acogida fue muy favorable y lo más importante es que la prensa le dio a la reunión una gran trascendencia, al punto de incorporar la idea en la agenda diaria.
El próximo 1° de marzo puede decirse que se abre el año de las elecciones. En junio habrá internas partidarias, en octubre elección de Parlamento y eventualmente de presidencia, para terminar en noviembre, con la segunda vuelta, si ningún candidato llega a la mayoría absoluta en la instancia anterior. Vendrá el verano en esa larga espera que caracteriza a nuestro país en materia de transmisión de mando. Basta ver lo rápido que ocurrió todo en Argentina para advertir en qué punto nuestro período de latencia es tan largo. No es casualidad porque en la Constitución del 30 mucho se discutió en materia de plazos, vinculado todo al mundo agrario y a las dificultades de los caminos en invierno.
El Presidente electo argentino, Javier Milei, hizo su campaña impugnando a "la casta". Por supuesto, no le daba a la expresión el sentido clásico de linaje o descendencia sino el peyorativo de una suerte de oligarquía política y sindical corrupta, encaramada en el poder, en la que al barrer caían todos, que de todo hay allende el río.
La expresión rebota estos días por aquí, en entrevistas periodísticas y nos lleva a una expresión muy usual que es la de "la clase política".
El lunes pasado celebramos los 40 años del acto del Obelisco, un episodio marcante, definitorio, en el proceso de la trabajosa salida institucional, que hoy, mirada a la distancia, parece bastante más sencilla de lo que fue aquel angustioso ir y venir, con avances y retrocesos que ponían a prueba nuestro ánimo.
El Codicen es una estructura administrativa mayor del Estado uruguayo: tiene 65 mil empleados, 2.700 centros docentes y administra un presupuesto de 2.500 millones de dólares, que incluye dos grandes préstamos internacionales del BID y del Banco Mundial.
El desafío de administrar este gigante ha sido siempre tremendo, más allá de los debates técnicos sobre la materia pedagógica, o sea programas, currículas, metodologías o formación docente.
Si hay alguien a quien le cabe el viejo tópico de que en los gobiernos democráticos suele ser más importante lo que se evita que lo que se logra hacer, ese es Danilo Astori.
Socialdemócrata ideológicamente, su convicción cristiana le alejaba de los radicalismos de origen socialista. Su presencia en el Frente fue particularmente relevante porque ejerció un verdadero liderazgo intelectual, que se evidenció en los 15 años en que comandó la política económica. Sea como Ministro o como Vicepresidente de la República, a través de su equipo, Astori marcó una impronta fundamental en lo que podríamos llamar la "modernización" de la izquierda uruguaya, un proceso que -desgraciadamente- hoy vemos revertir.
Es muy raro que un hecho legal, indiscutiblemente regular, pueda generar una crisis que se lleve a cinco jerarcas de primera línea, que venían cumpliendo relevantes gestiones. Si ese hecho administrativamente correcto (esto nadie lo discute) es, además, el simple otorgamiento de un pasaporte, resulta aún más paradójico. Pero eso es lo que ocurrió en este episodio de noviembre de 2021, que termina generando dos años después un terremoto político.
Las renuncias de los Presidentes de CODICEN y ANTEL marcan, dada la importancia de ambos organismos, un primer balance de aspectos relevantes de la gestión de gobierno. A la vez, destacan la importancia del aporte del Partido Colorado en lugares de la mayor trascendencia.
La izquierda latinoamericana tuvo su momento violentista. Salvo en las dictaduras cubana, venezolana y nicaragüense, se han alineado a los conceptos de la democracia liberal. Los mismos que durante años depreciaron por considerarlos "la cáscara vacía de las constituciones burguesas".
Es natural, por lo tanto, que las dictaduras estén afines a todo movimiento de raíz antidemocrática.
Por eso están con Putin y ahora con Hamás. Más reaccionarios imposible.
The podcast currently has 111 episodes available.