¿Cómo te sientes después de comer? ¿Ligera y con energía? ¿O más bien pesada, lenta, con ganas de sofá?
Aunque muchas veces lo olvidamos, la alimentación influye profundamente en cómo nos sentimos, no solo a nivel físico, sino también mental y emocional. Y, por supuesto, impacta directamente en tu práctica de yoga, en tu capacidad de concentración, en tu nivel de energía y hasta en tu estado anímico.
Hoy vamos a explorar esa conexión invisible pero poderosa entre lo que comes y cómo vives. Porque el yoga no termina en la esterilla: también se practica en la mesa.