Cuando hablo con personas que no practican yoga y les cuento que soy profesora, algunas me dicen “el yoga no es para mi”: "yo no soy flexible", "no puedo concentrarme", "no sé poner la mente en blanco", "sólo van mujeres" (algunos hombres), "no me gustan las cosas raras".
Si alguna de estas frases ha pasado por tu mente alguna vez, déjame decirte algo: es completamente normal. Esas ideas no son una barrera, sino un punto de partida. Porque el yoga no exige que seas de una manera específica; el yoga se adapta a ti, tal y como eres.