Depender de Dios es confiar ciegamente en que todo pasará en sus tiempos perfectos y de la forma indicada para salir avante. Cuando Dios nos lleva de la mano, nada ni nadie podrá desviar nuestro camino.
Depender de Dios es confiar ciegamente en que todo pasará en sus tiempos perfectos y de la forma indicada para salir avante. Cuando Dios nos lleva de la mano, nada ni nadie podrá desviar nuestro camino.