De nuevo vemos cómo de situaciones que nos parecerían "adversas", como es el caso de una persecución, son precisamente éstas las que hacen posible que la salvación se extienda al resto de la comunidad.
Muchos son los casos en los que una enfermedad, la muerte de un amigo, la pérdida del trabajo, son precisamente el instrumento de Dios para traer la salvación a la familia o a la propia vida. Por ello, debemos siempre recordar lo que dice san Pablo al respecto: "Todo conviene para aquellos que aman al Señor." De manera que si estás pasando por una situación particularmente difícil en tu casa, en tu trabajo, en tu escuela o en cualquier área de tu vida, mantén firme tu fe en el Señor.
Verás que con el tiempo, si dejas que Dios verdaderamente obre en ti, eso que ahorita es causa de dolor y pena, se convertirá en fuente de alegría y salvación. La vida no es fácil en ningún sentido, pero Jesús ha prometido estar con nosotros hasta el final de los tiempos.
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