De nuevo surge el tema y la importancia de la intercesión. ¿Qué habría sido del pueblo de Israel y, qué sería de nosotros, sin personas como Moisés, que incesantemente oran a Dios para que derrame su amor y su misericordia sobre nosotros, sobre todo cuando nos encontramos lejos de él?
Pecar no es algo que sea extraño para ninguno de nosotros y sabemos bien, por experiencia, que no siempre es fácil salir del pecado, éste nos paraliza y nos ciega impidiéndonos regresar al amor de Dios. Es precisamente aquí en donde necesitan nuestra oración aquellos que, sea porque no conocen aún a Dios o porque se han alejado de él pensando que lejos de su amor encontrarían felicidad, paz y gozo. Por ello, dentro de tu oración personal acostúmbrate, como nos lo pedía la Santísima Virgen en Fátima, a orar por la conversión de los pecadores.
Si todos hacemos esto, dado que todos somos pecadores, estaremos orando unos por otros, sin embargo, no te olvides de decir: Señor, en tu infinito amor, acuérdate sobre todo de los que hoy estarán más necesitados de tu misericordia.
Support the show