Después de que Jesús alimentara a más de 5.000 personas, envió a los discipulos a cruzar el Mar de Galilea, donde los sorprendió una tormenta feroz. Antes del amanecer, se aterrorizaron al ver que alguien caminaba sobre el agua, pero la voz conocida de Jesús los tranquilizó, diciéndoles: Tened ánimo; yo soy, no temáis. Marcos 6:50.