Jesús se compadece de nuestro dolor, fue movido a misericordia para resucitar al hijo de una mujer viuda de Naín. No llores por la muerte, que aquí está la vida. Así como ese día, en una pequeña aldea llamada Naín, una mujer que lloraba de dolor volvió a su casa feliz, con las manos llenas y con una fe en Dios más grande que nunca, así hoy, ahí donde tú estás y en medio de tu dolor, Jesús cambiará tu lamento en gozo.