Números 16: Envidia Ministerial.
Números 16:1-15:
1 Coré hijo de Izjar, hijo de Cohat, hijo de Leví; Datán y Abiram, hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, hijos de Rubén, tomaron gente 2 y se levantaron contra Moisés, junto con doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, dirigentes de la congregación, nombrados de la asamblea y hombres de renombre. 3 Ellos se juntaron contra Moisés y contra Aarón, y les dijeron: —¡Basta ya de ustedes! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y el SEÑOR está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, se enaltecen ustedes sobre la asamblea del SEÑOR?
4 Cuando Moisés lo oyó, se postró sobre su rostro, 5 y habló a Coré y a todo su grupo, diciendo: —El SEÑOR dará a conocer mañana por la mañana a los que son suyos. A quien sea santo lo hará que se acerque a él, y a quien escoja lo hará que se acerque a él. 6 Hagan esto, Coré y todo tu grupo: Tomen incensarios. 7 Mañana pongan fuego en ellos, y pongan en ellos incienso delante del SEÑOR. El hombre a quien el SEÑOR escoja, aquel será santo. ¡Basta ya de ustedes, oh hijos de Leví!
8 Moisés también dijo a Coré: —Escuchen, por favor, hijos de Leví: 9 ¿Les parece poca cosa que el Dios de Israel los haya apartado de la congregación de Israel y los haya acercado a sí mismo para realizar el servicio del tabernáculo del SEÑOR y para estar delante de la congregación a fin de servirles? 10 Él te ha traído a su lado, y contigo a todos tus hermanos, los hijos de Leví. ¿Y procuran también el sacerdocio? 11 Por tanto, contra el SEÑOR se han juntado tú y todo tu grupo, pues ¿quién es Aarón, para que murmuren contra él?
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Ese capítulo es muy fuerte por todos los acontecimientos devastadores que ocurrieron. En esta ocasión murieron miles de personas; todo comenzó por acciones de envidia y celos, y contagiaron al pueblo con desánimo y rebelión.
Los hijos de Coré persuadieron a los líderes de las tribus de Israel y a varios de los levitas que ayudaban en el servicio a Dios a que se rebelaran ante su líder Moisés.
Así como Aarón y María tuvieron el mismo espíritu de menosprecio a la posición de Moisés, sucedió otra vez en los corazones de varios porque se sintieron con el derecho de liderar y rechazar el liderazgo único de Moisés porque ellos también se sentían capacitados para ofrecer sacrificios como lo hacía Aarón y ya no querían obedecer las órdenes que Moisés les daba.
Es impresionante ver cómo ellos olvidaron totalmente que Dios estaba en medio de ellos y que Moisés era el hombre escogido por Dios.
Este no era un caso de elección popular sino que fue una elección divina por Dios. No era una cuestión de democracia, donde el pueblo decide quién los dirige y quién no, sino que fue el mismo Dios que ha designado a los líderes, a los sacerdotes y a cada uno en su tarea. El liderazgo del pueblo de Israel no dependía de la destreza o capacidad que ellos pudieran tener sino porque Dios había impuesto este orden.
Al final vemos que todos ellos sufrieron las consecuencias por haber rechazado la autoridad de Dios.
¿Cuál fue el método para que el pueblo supiera quienes eran los verdaderos líderes? ¿Quiénes estaban en lo correcto o equivocados? Fue la prueba de la aprobación de Dios. Cuando todos se presentaron ante el Señor para ofrecer incienso, Dios se manifestó y destruyó a los que no habían sido elegidos para ofrecer incienso delante de Dios.
Cuando veas que alguien se levanta en contra del liderazgo, debes esperar al Señor y no apresurarte a unirte a algún grupo de personas inconformes. Debes orar y poner ante la presencia de Dios esta causa y esperar a que Dios juzgue para no tomar una posición equivocada.
Si el líder es de Dios, Dios va a corregirlo, le va a enseñar el camino correcto y su liderazgo será mucho mejor. Si el líder es malo, Dios lo removerá de su posición. Esa es la importancia de orar por nuestros líderes y...