Notas en Español e inglés 👇
Génesis 33: El Grandioso Don de la Reconciliación.
Génesis 33:1-16:
1 Alzando Jacob sus ojos miró, y he aquí que Esaú venía con los cuatrocientos hombres. Entonces él repartió sus hijos entre Lea, Raquel y sus dos siervas. 2 Puso a las siervas y a sus hijos delante, después a Lea y a sus hijos, y al final a Raquel y a José. 3 Él mismo pasó delante de ellos y se postró en tierra siete veces, hasta que se acercó a su hermano.
4 Esaú corrió a su encuentro, lo abrazó, se echó sobre su cuello y lo besó. Y lloraron. 5 Alzó sus ojos, vio a las mujeres y a los niños y preguntó: —¿Quiénes son estos para ti?
Y él respondió: —Son los hijos que Dios, en su gracia, ha dado a tu siervo.
6 Entonces se acercaron las siervas y sus hijos, y se postraron. 7 También se acercaron Lea y sus hijos, y se postraron. Finalmente se acercaron José y Raquel, y se postraron.
8 Entonces Esaú le preguntó: —¿Cuál es el propósito de todos esos grupos que he encontrado?
Y él respondió: —Hallar gracia ante los ojos de mi señor.
9 Esaú le dijo: —Yo tengo suficiente, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10 Y Jacob respondió: —No, por favor. Si he hallado gracia ante tus ojos, toma mi presente de mis manos, pues el ver tu cara ha sido como si hubiera visto el rostro de Dios, y me has mostrado tu favor. 11 Acepta, pues, mi presente que te ha sido traído, pues Dios me ha favorecido, porque tengo de todo.
Él insistió, y Esaú lo aceptó. 12 Luego este dijo: —¡Vamos, partamos! Yo te acompañaré.
13 Jacob le dijo: —Mi señor sabe que los niños son tiernos y que tengo a mi cuidado ovejas y vacas que están criando. Si se los fatiga, en un día morirá todo el rebaño. 14 Por favor, pase mi señor delante de su siervo. Yo avanzaré como convenga, al paso del ganado que va delante de mí y al paso de los niños, hasta que alcance a mi señor, en Seír.
15 Esaú dijo: —Permite que deje contigo algunos de los hombres que están conmigo.
Y él dijo: —¿Para qué esto? Solo que halle yo gracia ante los ojos de mi señor.
16 Aquel día regresó Esaú por su camino a Seír.
Esta es una escena del poder que existe cuando dos personas se reconcilian. Esaú había jurado matar a su hermano Jacob por haberlo suplantado pero, después de que Jacob se humilló delante de Dios y dejó sus temores a los pies de Dios, el Señor ya había estado trabajando en el corazón de Esaú.
Cuando Esaú escuchó que Jacob regresaba, emprendió camino hacia él; y cuando vio a los hijos y esposas de su hermano, mostró respeto; y cuando vió a su hermano, corrió a abrazarlo. Jacob tomó una actitud de siervo, demostró humildad, restituyendo su error dándole regalos a Esaú, Esaú no quería pero Jacob insistió que al final él aceptó. Esaú celebró la vida próspera de Jacob, se alegró al ver a sus sobrinos y abrazó con ternura a su hermano.
Esta es una gran lección de vida para todos nosotros. Jacob creyó al Señor, él regresó a la tierra donde sabía que estaba su hermano que lo odiaba. Él no sabía qué pasaría en el reencuentro pero tomó el paso de fe para confrontar su pasado y enmendar todos esos malentendidos que ocasionaron una gran grieta en la relación familiar, en especial con su hermano.
Primero tiene que haber voluntad. Jacob tomó la iniciativa; y Esaú no tuvo rencor ni orgullo porque no le dijo a los mensajeros que envió Jacob que le dijeran a su hermano que se devolviera, que no lo quería ver, ni lo amenazó otra vez de muerte. Esta vez él llevó criados para ayudar a Jacob con sus pertenencias.
También tiene que haber restitución. Jacob aceptó el daño que le hizo a su hermano en la forma que tomó su primogenitura, aunque esta le pertenecía a Jacob cuando Esaú se la vendió por un plato de comida. Él le dio mucho ganado y demostró su sincero deseo de enmendar las heridas por las decepciones que recibió Esaú en el pasado.
La combinación de un genuino arrepentimiento...