Salmos 13:1-6 RVA2015:
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo tendré conflicto en mi alma y todo el día angustia en mi corazón? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? ¡Mira; respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío! Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte. No sea que mi enemigo diga: “¡Lo vencí!”. Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo. Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación. Cantaré al SEÑOR porque me ha colmado de bien.
Al leer este capítulo, me impresionó mucho el versículo 3 que dice: "Mira; respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío! Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte"; esto hace referencia a un clamor desesperado por escuchar la voz de Dios, pues si no recibe la respuesta del Señor para que le ilumine el camino y le guíe en el momento difícil, la experiencia que vendría sería la de una muerte lenta.
Posiblemente esta es una referencia al trastorno emocional causado por traumas que golpean fuertemente la salud mental, emocional y física de una persona. Algún desbalance en estas áreas de la vida de cualquier persona lo bajará por un precipicio, al punto de morir. Eso que entre nosotros se le conoce como 'morir de pena moral'. Ya sea la mala noticia de una enfermedad física, la pérdida de un ser amado, un problema grande con un pariente, el fracaso financiero o la traición de un amigo son algunos ejemplos de los causantes que empiezan a deteriorar al ser humano. La persona deja de comer, no duerme bien, busca desahogar sus tristezas con alguna sustancia adictiva, recurre a personas de mala reputación, toma decisiones peligrosas y riesgosas, pierde el sentido de vivir, ya no le interesa su bienestar, ya no responde por sus obligaciones ni prioridades, se aísla de sus seres queridos, pierde la noción del tiempo, se hunde en su dolor y no permite que nadie le brinde ayuda, pues no tiene fuerzas para levantarse ni quiere hacerlo. Todas estas reacciones nocivas traen por consecuencia el deterioro de su salud física, y es cuando caen en el último sueño de la muerte. Muchos no despiertan más por causa de un paro cardíaco o una embolia cerebral. O tienen un deterioro precoz en su cerebro, desarrollando trastornos mentales que en algunos casos son irreversibles o dejan lesiones incurables, llevándolos a la fatal última noche sobre esta tierra.
El salmista es una persona que ha tenido que enfrentar muchísimas circunstancias y adversidades como ya lo hemos notado en los anteriores capítulos. Para él no era nada nuevo sentir la traición, la persecución, el peligro de muerte constante, la incertidumbre, inseguridades, soledad, abandono, etc. Pero había algo que realmente le traía pavor a su vida y era no escuchar la voz de Dios de manera pronta.
Para él la voz de Dios era su mayor aliciente, era su ancla de esperanza en medio de las tormentas. Le podía faltar el amor de su esposa, el compañerismo de los amigos, el aprecio de sus seres queridos, la saciedad de los alimentos, pero lo que nunca le podía faltar era la presencia de Dios acompañándolo, afirmándolo y animándolo.
El salmista David tenía claro que cada vez que él tenía una pregunta, él se la hacía al Señor y el Señor le decía dónde estaba el peligro por medio de revelaciones, sueños, un sacerdote y un profeta; también David recibía entendimiento para discernir los tiempos y los eventos que estaban pasando alrededor de su vida y de allí comprendía lo que tenía que hacer, si salir o esconderse, pelear o huir.
Que este salmo te inspire para que puedas salir de ese hoyo profundo donde has caído de desesperación, que le pidas al Señor que ahuyente esa nube negra que se ha depositado sobre tu cabeza causada por tantos desbalances en tus áreas personales, ya sea física, emocional o mental.
Que el Señor traiga sanidad en esas tres áreas de tu vida y te dé mucho entendimiento como se la dio a David para poder ser...