En el Domingo de la Palabra, día instituido por el Papa Francisco, Monseñor Carlos Castillo presidió la Celebración Eucarística desde la Basílica Catedral de Lima: «el mismo culto que se da a la Eucaristía, debe dársele a la Palabra, porque la Eucaristía es el signo de la Palabra encarnada, Jesús instituyó la Eucaristía como expresión de su encuentro, de su presencia entre nosotros», comentó al inicio de su homilía.
El Domingo de la Palabra nos recuerda que todo se hizo por medio de la Palabra y nadie se ha hecho sin ella, así lo manifestó el Arzobispo de Lima: «Todo lo que existe es la Palabra de Dios plasmada en la creación, en el ser humano, en el hombre, en la mujer. Por eso, el ser humano es Palabra, necesita expresarse para vivir su fe, para vivir su proceso y el camino de su vocación».
En ese sentido, el Evangelio de Marcos (1, 14-20), nos da luces sobre lo fundamental que es la Palabra en tiempos de incertidumbre: El Señor llamó a sus discípulos después de conocer que Juan Bautista había sido arrestado, es decir, no se amilanó por este hecho trágico, sino que se preparó para anunciar la esperanza: «El Señor nos llama en el tiempo y en el momento oportuno, cuando hay situaciones difíciles, y por eso, lo propio de la fe cristiana es esclarecer las situaciones confusas con la Palabra», indicó el prelado.
«Hoy también afrontamos una situación compleja por la llegada de una segunda ola – prosiguió el Arzobispo – y tenemos que hacer un esfuerzo para redoblar, entre nosotros, nuestra unidad y colaboración mutua para encontrar soluciones».