Así Pablo nos hablará hoy de un tema importante, nos dará los rasgos y las características
de alguien que camina por el Espíritu y no según la carne, debemos poner mucha atención
porque lo que veremos hoy no nos permitirá decir “es que no sabía, es que es difícil, es que
no puedo”.
Hoy vamos a ver como se ve, como huele, y cómo sabe el ANDAR EN EL ESPÍRITU
V22. El fruto del Espíritu: Con esto debemos decir algo muy claro, ASÍ como la carne, el fruto
del Espíritu es evidente, se nota:
El Espíritu de Dios no vino a complementar lo que ya teníamos, no es como vitaminas para
hacer ver mejor o más grande el fruto que “ya tenemos”.
El Espíritu de Dios no vino a completar el caminar o el recorrido que ya tenemos y tampoco
vino para adornar las virtudes que creemos tener o que pensamos que nos hacen
especiales. El Espíritu de Dios hace algo completamente nuevo, diferente a la carne.
Es interesante el término que usa las Escrituras “El fruto del Espíritu” no es LOS FRUTOS del
espíritu, no es como si estuviéramos en el supermercado, tenemos una variedad diferente
de tomates o manzanas de qué escoger, por tanto tenemos diferentes frutos de cual
escoger, no es así.
El Fruto del Espíritu es indivisible, es un paquete completo.