Dios nos manda a esforzarnos y ser valientes, a mantenernos firmes en Su Palabra y a cumplir con Sus mandamientos, a poner nuestra mirada en las cosas de arriba y no en las de la tierra, y a confiar en Él independientemente de las circunstancias. Dios es quien pelea por nosotros; Él es nuestro estandarte, en quien nos identificamos como Su propiedad. Es Él quien nos protege y nos muestra, en cada paso que damos, Su amor hacia nosotros. Como hijos de Dios, debemos reconocer que todo lo tenemos por gracia; que Dios nos ha dado, juntamente con Cristo, todas las cosas. Por eso, debemos dedicar nuestra vida a darle gloria y honra, y vivir confiados en quién es Él.