Bienvenidos al episodio número 4 de Instalaciones Moreno y González. Hoy, lunes 22 de febrero del año 2016.
Buenos días, soy Jesús Manuel Moreno y estás escuchando Instalaciones Moreno y González, El Podcast. Si no tienes claro el objetivo de este podcast, te lo voy a contar en pocas palabras.
«Si te pierdes con los aspectos técnicos cada vez que te hablan de electricidad, climatización, domótica, eficiencia energética y no te enteras de nada, este programa es para ti.
Porque pasamos los tecnicismos por la trituradora, los echamos en una amasadora con un poco de agua, sal y levadura y los metemos 15 minutos al horno para poder ofrecerte un espacio apetecible en el que aprenderás los aspectos técnicos necesarios para que, cuando inviertas dinero en estas instalaciones, no te lleves sorpresas.»
Como os he comentado en los episodios anteriores, tenemos las puertas abiertas para recibir cualquier duda que tengáis relacionada con las instalaciones que aquí tratamos, también serán bienvenidas todas las sugerencias sobre temas a tratar o secciones que os gustaría que tuviera el programa.
Para ello sólo tenéis que ir escribirnos a través del formulario que tenéis en esta página.
Bueno, una vez dicho todo esto… empezamos!
Recuerdo que cuando era niño mi padre tenía un Renault 4L ó, como mucha gente lo conoce, un 4 latas.
Después de este coche, tuvo un Renault Express. Recuerdo que bajar y subir la ventana dándole vueltas a una manivela me parecía algo casi mágico.
En el Renault 4L las ventanas se abrían desplazando la mitad del cristal hacia un lado, como las típicas ventanas correderas que podemos ver en las casas.
Recuerdo también cuando un amigo, bueno en realidad fue su padre, se compró un Citroën Xantia. Todos los amigos lo veíamos como un coche del futuro.
De hecho, cuando íbamos a algún sitio, todos queríamos ir en su coche.
Las ventanas se subían y bajaban aprentando un sólo botón, ya no se tenía que estar luchando en contra de esas odiosas manivelas!! No os quiero ni contar la odisea que era abrir una ventana del Renault 4L. De hecho, una de ellas nunca he llegado a verla abierta. Abrir aquella ventana era más complicado que hacerte con la espada Excálibur sin ser el Rey Arturo.
Volviendo al coche de mi amigo, recuerdo que las suspensiones eran hidráulicas y se autonivelaba. Tenía climatizador, por entonces aquello debería costar una pasta (el de mi padre todavía se calentaba usando el calor del motor), dirección asistida…
¿Os imagináis conduciendo aquel Citroën Xantia? Claro, este coche tenía una tecnología muy avanzada para aquel momento, pero a día de hoy, la verdad es que se quedaría un poco anticuado, ¿no creeis?
Y conduciendo el Renault 4L, ¿alguno se imagina conduciendo aquel Renault 4L, con 4 marchas, las ventanas correderas y el freno de mano debajo del volante? Yo nunca lo he visto pasar de 110 Km/h. La verdad es que un viaje en él desde Ciudad Real hasta Barcelona como en su día hizo mi padre tiene que ser toda una paliza.
Os hago una pregunta, ¿os compraríais hoy un coche con la tecnología que tenía el Renault 4L o la Renault Express aunque fuese más barato?
Yo la verdad, no. Y supongo que la mayoría de vosotros tampoco.
Lo primero por seguridad, pero además de eso, estaríamos renunciando a muchas cosas. Dirección asistida, elevalunas eléctricos, navegador a bordo, con el que ahora podemos ver los consumos, presión de neumáticos y muchos datos importantes del coche, ABS, climatizador, conexión bluetooth, manos libres, cierre centralizado y muchas otras cosas que se os ocurren.
Estaréis pensando, que qué tiene que ver todo esto con el título de este episodio.
Pues todo esto os lo cuento para que os pongáis en situación a la hora de introducir el tema de hoy:
La domótica
Y es que a día de hoy mucha gente ve la domótica como yo veí...