No hay nada mas duro que hacer las cosas con excelencia siendo efectivos, pero con el corazón hecho pedazos y este domingo estaré predicando de este proceso que el Señor le permitió a David pasar, donde aprendió que lo más difícil no es vencer gigantes, sino mantenerse fiel cuando el dolor viene de su propia casa.
Y allí, en lágrimas y traición, Dios lo procesó para afirmarlo y aprendiese a “Gobernar con un corazón roto”.