La delincuencia en Chile está desatada, el nivel de organización de los grupos criminales se ha elevado y la labor disuasiva de Carabineros ya no surte efecto. Hay una especie de conquista territorial por parte del crimen organizado,  y es la población la que sufre los efectos de este avance de la delincuencia.

Pese a que la institución de Carabineros ha visto socavada su imagen con la serie de irregularidades de los últimos años, el problema aquí es mucho más de fondo, y pasa directamente por las políticas de estado y el fracaso de estas mismas.