Mala noticia que la misión europea haya determinado que el catalán no está en peligro, dado su conocida ambición de que se extingan las pequeñas lenguas. Por lo demás, la eurodiputada Yana Toom ha señalado lo fundamental: “Si el presidente de mi país pusiera en duda una sentencia judicial, dejaría de ser presidente”. Cuando se arroja sobre este pequeño país una luz fría, neutra y sobria, se demuestra que España es un lugar particular.

A propósito de la excepcionalidad ibérica, se maravilló de que, tal y como figura en la última sentencia que falla a favor de la diputada Álvarez de Toledo en la demanda interpuesta por el padre de Pablo Iglesias, llamar terrorista a alguien sea un juicio de valor.

Aunque le disgusta que Santos esté en México, celebró la ranchera que canturreó, y defendió, una vez más, el derecho inalienable de romper la condena de nacer en un lugar donde no se puede vivir.

Habló, además, de libertinos de derechas, de cerdos y puré de manzana y, como disfruta muchísimo de la Navidad a pesar de ser un ateo irredento, la deseó feliz.

Y fue así que Espada yiró.

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