La unión de Tito Puente, el rey de la

música latina, y La Lupe, la reina de la canción latina, fue tan fructífera

como popular. Puente buscaba una voz, La Lupe, una orquesta. No eran el uno

para el otro, ambos lo confesarían después, pero no por desavenencias, que eso

es sólo leyenda, sino porque La Lupe estaba mejor en manos de un conjunto que

de una gran orquesta. Pero funcionaron porque ambos tenían muchísimo talento.

Su primer álbum fue Tito Puente Swings / The Exciting Lupe Sings, de 1965. Lo

grabaron para Tico Records con licencia Roulette y lo produjo Teddy Reig. Y de

este álbum fantástico hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Ganador del Grammy Award en 1978 a la

mejor Grabación Latina, Amanecer (Dawn), del sinigual Mongo Santamaría, fue un

exquisito álbum que ha trascendido el tiempo como una de sus mejores piezas.

Jazz afrocubano en estado puro y a la vez jazz afrocubano salpicado de funk y

de soul y, de alguna manera, adelantado a su época. Los otros nominados aquel

año fueron: Eydie Gormé & Danny Rivera por Muy Amigos, Machito por Fire

Works, Ray Barretto por Tomorrow: Barretto Live, y Tito Puente por La Leyenda.

O sea, el jazz latino superó al bolero, al mambo y a la salsa, y Vaya Records,

la casa que lo grabó, superó a Gala, a Coco, a Atlantic y a Tico Records. Fania

mandaba en la música latina y en su única categoría en los Grammy. Pues de

Amanecer y de Mongo hablaremos hoy en La Hora Faniática.

Javier Vázquez nació en La Habana en 1936

y se crió en el barrio rumbero de Jesús María. Su padre fue fundador de la

Sonora Matancera, así que su infancia se debatió entre las comparsas de conga y

rumba, y las guarachas y boleros de la Sonora. Tras estudiar violín pasó a

tocar piano en los Jóvenes del Cayo, tuvo una orquesta que se llamaba Los Hijos

de la Sonora Matancera, y luego a la Sonora en 1957. En 1966 se fue a vivir a

Estados Unidos y comenzó a trabajar en Alegre y finalmente con Fania. En 1974

grabó un disco curioso, La Verdad (The Truth), firmado por Javier Vázquez y su

Salsa para Alegre Records, que era parte de Brandson Music, o sea de Tico

Records, y antes de pasar a manos de Fania. Y de La Verdad hablaremos hoy en La

Hora Faniática.

Hacia 1970 un grupo de estudiantes

universitarios formaron en San Juan de Puerto Rico la orquesta de salsa Latin

Tempo. Todos eran unos apasionados por la música y apenas unos pocos eran

mayores de edad. Los chicos líderes, Louis García y Juan Gutiérrez se conocían

de la Escuela Libre de Música, y el éxito que tuvieron en Nueva York algunos de

sus amigos egresados, los alentó a hacer la banda. En 1972 firmaron con el

sello International, filial de Fania Records, y grabaron su primer álbum,

homónimo por supuesto. De ese disco hablaremos hoy con los testimonios de sus

protagonistas. Bienvenidos a La Hora Faniática.

En 1965 Celia Cruz dejó Seeco Records,

para convertirse en una estrella en solitario a la que querían fichar todas las

discográficas, y también dejó a la Sonora Matancera, que había sido la orquesta

que la catapultó a la fama. Sabor y Ritmo de Pueblo fue el último disco suyo

con la Sonora y con Seeco. Luego entró a Tico Records para grabar con Tito

Puente en Nueva York y también con las orquestas de Memo Salamanca y de Juan

Bruno Tarraza en México. De ahí este álbum del que hablaremos hoy, Bravo, en La

Hora Faniática.

Esta historia se remonta a los años del

boogaloo, en los cuales La Magnífica era una de las orquestas líderes del

fenómeno musical bailable. El liderazgo de la banda recaía en el pianista Pete

Rodríguez, a todas luces el jefe artístico por su carisma, y en el trompetista

Tony Pabón, a todas luces el jefe musical por su talento. Pero como suele

suceder, cada vez más se conocía a la orquesta como Pete Rodríguez y La

Magnífica, y el papel de Pabón fue pasando a un segundo plano. Así las cosas,

en 1969, Pabón armó la retirada y con unos cuantos compañeros de la banda,

fundó una cooperativa musical a la que se le puso Tony Pabón and his All-Stars.

Bienvenidos a la historia de Tony Pabón en La Hora Faniática.

Desatada como una máquina imparable de

producciones exitosas, la Sonora Ponceña grabó Musical Conquest (Conquista

Musical) para el sello Inca en 1976. Se notaba allí un sonido puertorriqueño

muy elaborado, gracias a la experiencia de su director Papo Lucca en los

arreglos y producciones de las grandes estrellas en Nueva York, una escuela que

le dio tablas e ideas. Y encima, había una cuidada selección musical con guiños

a Venezuela y Colombia, donde la Ponceña tenía un público cautivo. Hoy les

contaremos la historia de Musical Conquest y sus éxitos trascendentes en La

Hora Faniática.

En 1948 nacieron los vinilos de doce

pulgadas o LP que funcionaban a una velocidad de 33 y un tercio de vueltas por

minuto, las llamadas RPM o revoluciones por minuto. Cada cara de un disco tenía

un máximo de 23 minutos, lo que en términos de fabricación del molde o maqueta

de níquel significaba 118 surcos por centímetro. Para cumplir con esa duración

estándar se les pedía a los músicos que no grabasen canciones superiores a tres

minutos. Pero con el tiempo, esa regla cambió y los tiempos de las canciones se

volvieron libres, modificando también la duración de cada lado, aunque en todo

caso no se podía pasar de 25 minutos. En 1982 Roberto Roena grabó un álbum que

hacía referencia a esos tiempos y al total estimado de su trabajo: 47:50. O sea

23:36 por el lado A y 24:14 por el lado B. Esta es su historia en La Hora

Faniática.

Muchas veces ocurre que las discográficas

cambian, pero los artistas no. Estos siguen adelante con los nuevos dueños como

si nada hubiera pasado. Cuando en 1966 Alegre Records cambió de manos, su

estrella más rutilante, Charlie Palmieri dio un paso al frente con el sello, en

tanto que otros como su hermano, daban un paso al costado. Había que estar en

algo, decía, aunque no desdeñó trabajos para otras discográficas como Atlantic.

Y en esas llegó el boogaloo, moviendo los cimientos de la música latina y obligando

a todos a tocarlo. Esta es la historia de su álbum Hay Que Estar En Algo /

Either You Have It Or You Don’t! Charlie Palmieri en La Hora Faniática.

Esta es la historia de Good News, álbum grabado para Fania en 1965 por Louie Ramírez & His Orchestra, que en realidad no era su orquesta, y que aparece como su debut en la compañía, aunque en realidad no era su debut. La orquesta, por cierto, sonaba como Tito Puente, pero Ramírez acabó renegando de ese sonido, y su cantante se parecía a Tito Rodríguez, aunque no era Tito Rodríguez; e incluía en su nómina a Johnny El Dandy Rodríguez, aunque no se trataba de El Dandy. ¿Qué lío, verdad? Pues para resolver esos malos entendidos llega esta Hora Faniática que retoma los inicios de Louie Ramírez como líder de banda. El genio de Good News.