La Policía Autonómica Vasca investiga desde enero las agresiones sexuales a tres menores ocurridas en el campamento de Bernedo, tras recibir denuncias de educadores que alertaron sobre prácticas aberrantes como obligar a los niños a "chupar el dedo del pie" a monitores o ducharse desnudos junto a los responsables del campamento.
El caso resulta especialmente grave porque la Diputación de Guipúzcoa conocía estos hechos desde marzo pero no alertó a otras administraciones competentes, permitiendo que el campamento se celebrara nuevamente durante el verano con las mismas actividades denunciadas. Esta omisión institucional facilitó que se repitieran potencialmente los abusos investigados.
Pese a las investigaciones abiertas por "agresiones sexuales a menores", ninguna institución impidió la continuidad del campamento durante los meses posteriores. La asociación organizadora operaba sin los permisos oficiales necesarios como un auténtico "campamento fantasma" en territorio alavés, evadiendo controles administrativos.
Las familias afectadas han denunciado públicamente que los monitores se duchaban desnudos con menores de edad y practicaban diversas vejaciones justificándolas bajo excusas ideológicas relacionadas con cuestiones de género. Estas prácticas constituirían graves delitos contra la integridad sexual de los menores participantes.
Todas las administraciones competentes están eludiendo sus responsabilidades alegando que se trataba de una actividad privada que quedaba fuera de su ámbito de control directo. Esta estrategia defensiva contrasta con la gravedad de los hechos investigados y la responsabilidad institucional de proteger a los menores. El caso de Bernedo expone las deficiencias del sistema de supervisión de actividades con menores en el País Vasco.