Jack DeJohnette no fue sólo un baterista: fue compositor, alquimista del pulso y narrador del instante. Su lenguaje, nacido en el corazón del post-bop, se expandió hacia la fusión, el minimalismo, lo espiritual. Tocó con Keith Jarrett, Miles Davis, Chick Corea, John Abercrombie y Pat Metheny entre muchísimos otros, y con todos ellos, tejió una red de música que aún resuena en la memoria del sonido contemporáneo.
Hoy lo recordamos no con tristeza, sino con gratitud. Porque en su toque —fluido, imprevisible, siempre consciente— vivía la idea de que el ritmo no se impone, se revela. Que la batería puede cantar. Que el jazz, como la vida, es improvisación perpetua.
Que este homenaje de la quinta disminuida, sea, entonces, una conversación con su espíritu: el de un hombre que escuchó al universo y le respondió con música.