Ante la falsedad, la mentira, la crispación, la violencia, la intimidación, el mensaje de odio y soez, ha de anteponerse la verdad, la justicia, la honestidad, el relato positivo, el lenguaje limpio, pero sobretodo la convicción absoluta de que los costarricenses merecemos un país mil veces mejor, para anteponerse a esta pesadilla en que se ha convertido el poder político en la actualidad.