Álvaro Rico y Susana Abaitua no han parado de trabajar en los últimos años. Pertenecen a ese reducidísimo grupo de intérpretes españoles que enlazan un proyecto con el siguiente. Les preguntamos qué han hecho bien, y nos responden que lo suyo ha sido suerte y aprovechar las oportunidades.
Álvaro Rico reconoce que ya no es el mismo chaval que salió a los 17 años de Puebla de Montalbán, el pueblo manchego de sus padres, y se vino a Madrid a estudiar interpretación en la RESAD: “He cambiado, pero me mantengo con los pies en la tierra gracias a la educación que me han dado mis padres. En mi casa, en Puebla de Montalbán se respira un ambiente de total normalidad que no tiene nada que ver con mi vida en Madrid”. Viene a La Script a presentar la serie de Netflix, ‘El jardinero’ que protagoniza con su amiga y referente profesional, Cecilia Suárez.
Álvaro reflexiona sobre carrera profesional, y su cautela a la hora de mostrar su vida privada, y de su perra Roma: “Últimamente me imagino estudiando veterinaria”.
Susana Abaitua lleva cinco años sin dejar de trabajar. Ella, que ha estado en el escenario desde los tres años, cuando su madre la subió para las funciones anuales de ballet, dice que el baile le ha dado una conciencia corporal que ya nunca más ha olvidado, y que utiliza para moverse ante las cámaras. Es la protagonista de ‘Todo lo que no sé’, ópera prima de la directora Ana Lambarri sobre la crisis existencial de una millennial que se ve atrapada por las expectativas de cuidados familiares que todavía lastran a las mujeres, su ambición profesional y una vida amorosa que no le llena: “Es curioso, es un personaje que cae mal sobre todo a los hombres. A mí, me cae bien”. Y por supuesto acabamos hablando de perros y gatos. De su gata Piña y de la adopción de su perro Chipirón. Una historia de película.