Share Laberinto Criminal
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By PerSeo Podcast
The podcast currently has 47 episodes available.
Alfredo Galán Sotillo, también conocido como "El Asesino de la Baraja", es un criminal español que cometió una serie de asesinatos entre 2003 y 2004 en la Comunidad de Madrid. Su apodo proviene del hecho de que dejaba cartas de la baraja española junto a los cuerpos de sus víctimas como una especie de macabra firma.
Galán Sotillo fue condenado por el asesinato de seis personas y por intento de asesinato de otras tres. Sus crímenes fueron brutales y violentos, y causaron conmoción y miedo en la comunidad madrileña durante ese período. Las víctimas eran en su mayoría mujeres, y los asesinatos fueron llevados a cabo con un alto grado de sadismo.
La captura de Alfredo Galán fue el resultado de una intensa investigación policial que incluyó análisis forenses, pruebas de ADN y la colaboración de testigos y denunciantes. Finalmente, en 2005, fue detenido y posteriormente condenado a 142 años de prisión por sus crímenes.
El caso de Alfredo Galán, el Asesino de la Baraja, es un ejemplo escalofriante de la capacidad del ser humano para cometer actos de violencia extrema y de la importancia de la justicia y el sistema judicial en la protección de la sociedad contra individuos peligrosos. Aunque este trágico capítulo ha llegado a su fin con la detención y condena de Galán, su historia sirve como un recordatorio sombrío de los horrores que pueden acechar en las sombras y la necesidad constante de vigilancia y protección.
El caso de Megan Meier es un recordatorio desgarrador de los peligros del acoso en línea y sus consecuencias devastadoras. Megan, una joven de 13 años, se convirtió en víctima de acoso cibernético en 2006. Lo que comenzó como una supuesta amistad en línea con un chico llamado "Josh" pronto se tornó en una pesadilla.
Detrás de la máscara virtual de "Josh" se encontraba una vecina, una madre adulta que creó un perfil falso para conectarse con Megan. Bajo la apariencia de una relación, "Josh" comenzó a enviar mensajes hirientes y crueles a Megan, desencadenando una espiral de angustia emocional.
La situación se intensificó cuando los mensajes se volvieron más agresivos, culminando en "Josh" diciéndole a Megan que el mundo sería un lugar mejor sin ella. Devastada por estas palabras, Megan se quitó la vida.
El caso de Megan Meier generó un profundo impacto en la conciencia pública sobre el acoso en línea y la necesidad urgente de abordarlo. Reveló la facilidad con la que los depredadores cibernéticos pueden ocultar sus identidades y el alcance de su crueldad detrás de una pantalla.
Desde entonces, se han implementado medidas para abordar el acoso en línea, como leyes específicas y campañas de concienciación. Sin embargo, el caso de Megan Meier sigue siendo un recordatorio trágico de que el acoso cibernético no solo es un problema de desconexión digital, sino una amenaza real para la salud mental y el bienestar de las personas.
El crimen de Miguel Ángel Blanco a manos de la banda terrorista ETA marcó un punto de inflexión en la historia reciente de España. Miguel Ángel Blanco Garrido, concejal del Partido Popular en el municipio vasco de Ermua, fue secuestrado por miembros de ETA el 10 de julio de 1997. El grupo terrorista exigía la excarcelación de presos de ETA como condición para liberarlo. A pesar de los esfuerzos de la sociedad española y de las autoridades para salvar su vida, el 12 de julio de 1997, dos días después de su secuestro, Miguel Ángel Blanco fue asesinado de un disparo en la cabeza.
El impacto de este crimen fue profundo y conmocionó a toda España. La brutalidad del acto terrorista y la juventud y simpatía de Miguel Ángel Blanco lo convirtieron en un símbolo de la lucha contra el terrorismo. Su secuestro y posterior asesinato desencadenaron una oleada de indignación y movilización ciudadana sin precedentes en el país. Se organizaron concentraciones y manifestaciones en todo el territorio español para exigir el fin de la violencia terrorista y mostrar solidaridad con la familia de Miguel Ángel Blanco.
El llamado "Espíritu de Ermua" se convirtió en un movimiento de unidad y rechazo al terrorismo que trascendió las diferencias políticas y sociales. Miles de personas salieron a las calles para expresar su repulsa hacia ETA y para exigir justicia. Este acontecimiento histórico contribuyó a fortalecer la determinación del gobierno y de la sociedad española en su lucha contra el terrorismo.
El crimen de Miguel Ángel Blanco también tuvo repercusiones a nivel internacional. La Unión Europea y otros países condenaron enérgicamente el asesinato y expresaron su solidaridad con España en su lucha contra el terrorismo. Este hecho contribuyó a aumentar la presión sobre ETA y a aislar aún más a la organización terrorista.
El legado de Miguel Ángel Blanco perdura en la memoria colectiva de España como un recordatorio de las terribles consecuencias del terrorismo y como un símbolo de la lucha por la paz y la democracia. Su sacrificio inspiró un movimiento de unidad y resistencia que demostró la fuerza del pueblo español frente a la violencia y la intolerancia. Aunque su vida fue truncada de manera cruel y prematura, su memoria sigue viva en el corazón de aquellos que luchan por un mundo libre de terrorismo y violencia.
El crimen de Isabel Carrasco, ocurrido en León en 2014, conmocionó a toda España por la naturaleza impactante y el trasfondo político del suceso. Isabel Carrasco, una destacada política del Partido Popular y presidenta de la Diputación de León, fue brutalmente asesinada en plena vía pública el 12 de mayo de 2014.
El crimen tuvo lugar en el Puente de los Leones, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de León, cuando Isabel Carrasco regresaba a su casa tras una jornada laboral. Fue entonces cuando fue abordada por dos mujeres, Montserrat González y su hija Triana Martínez, quienes la sorprendieron y le dispararon múltiples veces, acabando con su vida de manera instantánea.
El impacto de este crimen fue enorme, no solo por la violencia del acto en sí, sino también por el perfil público y controvertido de la víctima. Isabel Carrasco era una figura influyente en la política leonesa y su muerte desencadenó una ola de conmoción y debate en todo el país.
Las investigaciones revelaron que el móvil del crimen estaba vinculado a un conflicto personal y laboral entre Isabel Carrasco y Montserrat González, quien había sido despedida de su puesto en la Diputación de León y culpaba a Carrasco por su despido. Este resentimiento acumulado llevó a Montserrat González y su hija a planificar y ejecutar el asesinato de Carrasco como una forma de venganza.
El caso fue juzgado y tanto Montserrat González como su hija Triana Martínez fueron condenadas por el asesinato de Isabel Carrasco. La conmoción y el revuelo mediático que rodearon al caso dejaron una profunda impresión en la sociedad española, subrayando la fragilidad de la seguridad personal incluso para figuras prominentes y el impacto devastador que los conflictos personales pueden tener cuando se llevan al extremo de la violencia.
El crimen de Isabel Carrasco en León en 2014 sirvió como un recordatorio sombrío de los peligros de la confrontación desmedida y la necesidad de buscar vías pacíficas y constructivas para resolver los conflictos, así como un llamado a la reflexión sobre la importancia de la seguridad y la protección de todos los ciudadanos, sin importar su posición social o política.
El crimen que impactó a Lardero involucró a Álex, un niño que desapareció mientras jugaba en un parque. Después de un rápido despliegue policial, se descubrió que Francisco Javier Almeida López de Castro, un delincuente sexual reincidente, había secuestrado y asesinado al niño. A pesar de las advertencias previas sobre el comportamiento sospechoso de Almeida, no se había tomado ninguna medida preventiva.
Tras su detención, se descubrió su extenso historial delictivo, incluyendo un asesinato anterior. Almeida fue enviado a prisión provisional sin fianza. El caso generó una profunda conmoción en la comunidad, llevando a una reevaluación del sistema judicial y de la gestión de los delincuentes sexuales reincidentes.
El caso de Sheila Barrero ha marcado indeleblemente a la comunidad de Degaña durante dos décadas. El trágico asesinato de esta joven, encontrada sin vida con un disparo en la nuca en el puerto de Cerredo, sigue sin resolverse, y ahora, después de 20 años, el crimen ha prescrito, dejando a la familia de Sheila sin justicia, sin perdón y sin olvido.
La muerte de Sheila Barrero, ocurrida en circunstancias inexplicables, ha dejado un vacío imposible de llenar en la comunidad de Degaña y en el corazón de sus seres queridos. A pesar de los esfuerzos de la investigación y el clamor por la verdad, el paso del tiempo ha erosionado las esperanzas de encontrar justicia para Sheila.
El hecho de que el asesinato haya prescrito representa una herida abierta para la familia y amigos de Sheila, quienes siguen exigiendo respuestas y responsabilidades por lo ocurrido. La impunidad que rodea a este caso es una afrenta a la memoria de Sheila y a la búsqueda de justicia de quienes la amaban.
A pesar de este trágico giro de los acontecimientos, la memoria de Sheila Barrero perdurará en los corazones de quienes la conocieron y amaron. Su legado será recordado como un recordatorio constante de la importancia de buscar la verdad y perseguir la justicia, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables.
A medida que se marcan 20 años desde su partida, la comunidad de Degaña se une en solidaridad con la familia de Sheila, prometiendo nunca olvidar su memoria y continuar la lucha por la verdad y la justicia en su nombre. Aunque el sistema legal pueda haber fallado en este caso, el amor y el recuerdo de Sheila Barrero perdurarán en la eternidad.
Pedro Luis Gallego, conocido como "El violador del ascensor", fue un criminal que sembró el terror en España durante la década de 1980. Nacido en 1946 en Madrid, Gallego llevó a cabo una serie de violaciones y asesinatos que lo convirtieron en uno de los criminales más temidos del país.
Su modus operandi era particularmente espeluznante. Gallego se ganaba la confianza de sus víctimas ofreciéndoles ayuda para llevar sus bolsas o paquetes, y una vez dentro del ascensor o en un lugar apartado, las atacaba brutalmente. Sus víctimas eran principalmente mujeres jóvenes, a las que violaba y en algunos casos asesinaba.
El caso que le valió el apodo de "El violador del ascensor" tuvo lugar en 1987, cuando agredió sexualmente y estranguló a una joven de 17 años en el ascensor de su edificio en Madrid. Este crimen, junto con otros casos similares, desencadenó una intensa búsqueda por parte de las autoridades.
Finalmente, en 1992, Pedro Luis Gallego fue capturado y condenado por múltiples violaciones y asesinatos. Se le atribuyeron al menos cinco violaciones y tres asesinatos, aunque se sospecha que podría haber cometido más crímenes. Fue condenado a más de 260 años de prisión, una sentencia que reflejaba la gravedad y el horror de sus actos.
El caso de Pedro Luis Gallego dejó una profunda cicatriz en la sociedad española y puso de manifiesto la importancia de la seguridad pública y la lucha contra la violencia de género. Aunque Gallego ya falleció en prisión en 2021, su nombre sigue siendo sinónimo de violencia y terror para aquellos que vivieron el horror de sus crímenes.
El crimen de la motosierra, que tuvo lugar hace tres décadas, sigue siendo uno de los casos más enigmáticos y escalofriantes de la crónica negra en Aragón. El guarda forestal Pascual Garrido fue brutalmente asesinado en el pueblo de Arguis, en un acto que conmocionó a toda la región. Aunque se barajaron diversas hipótesis y se investigaron varias líneas, el caso sigue sin resolverse.
El 2 de abril de 1991, Pascual Garrido, de tan solo 28 años, fue hallado muerto en una caseta del antiguo Comena cercana al embalse de Arguis. Su cuerpo mostraba signos de una brutal mutilación, con heridas causadas por una motosierra, lo que generó un shock en la comunidad. La principal sospecha recayó sobre un grupo de reclusos que disfrutaban del tercer grado penitenciario y estaban realizando un curso de prevención de incendios en la zona ese mismo día.
La investigación inicial se centró en estos individuos, pero tras dos procesos fallidos y numerosas contradicciones en los testimonios, los seis sospechosos fueron absueltos y el caso quedó sin resolver. Se especuló con que Pascual pudo haber sido testigo involuntario de un intercambio de drogas entre los presos y algunos familiares que acudieron a Arguis, lo que habría desencadenado el trágico desenlace.
La ausencia del arma homicida, una motosierra que nunca fue encontrada a pesar de intensas búsquedas, añadió un grado más de misterio al caso. A pesar de las intensas investigaciones y del interés mediático que suscitó, el crimen de la motosierra permanece impune hasta el día de hoy. La justicia no logró establecer culpables con certeza, y el paso del tiempo ha llevado a la prescripción del delito, dejando a los familiares de Pascual Garrido sin respuestas ni justicia.
Este caso trágico y desconcertante ha dejado una profunda huella en la comunidad y ha puesto de manifiesto las dificultades a las que se enfrentan las autoridades en la resolución de crímenes complejos y sin pruebas concluyentes. La memoria de Pascual Garrido sigue presente en Arguis, recordando a todos la necesidad de seguir luchando por la verdad y la justicia, incluso cuando el paso del tiempo parece haber borrado las esperanzas de encontrar respuestas.
El crimen de Vanessa Barrado, ocurrido la noche del 28 de junio de 2012, es una historia de horror y traición que conmocionó a la sociedad. Cristóbal Morales, su pareja y padre de su hija, se enteró de que Vanessa planeaba abandonarlo, desencadenando una violenta discusión que terminó en tragedia.
Durante el altercado, Cristóbal, con intenciones mortales, se dirigió a la cocina y regresó con un cuchillo, con el cual le seccionó el cuello a Vanessa de forma inesperada, arrebatándole la vida. Después de cometer el crimen, confesó su atrocidad a su hermano Juan Manuel, quien estaba presente en la casa con la hija de la pareja. Con la ayuda de otro hermano, Miguel Ángel, procedieron a descuartizar el cuerpo de Vanessa.
El horror continuó cuando los hermanos, en un intento desesperado por ocultar su crimen, sumergieron los restos en cal viva en la bañera para eliminar las evidencias. Durante días, sacaron los restos en bolsas de basura y los depositaron en diversos lugares, siendo descubiertos finalmente por perros policías en una chopera a 100 metros del domicilio.
Pero la depravación no se detuvo ahí. Los acusados, con la complicidad de otra hermana de la familia, Jessica, urdieron un plan para apoderarse del dinero de Vanessa y hacer creer que seguía viva. Durante seis meses, se disfrazaron y acudieron al cajero automático para retirar el dinero de la prestación social de Vanessa, además de vender sus joyas en diferentes casas de empeño.
La brutalidad de este crimen y la manipulación que la familia de Vanessa sufrió durante meses causaron indignación en la sociedad. La fiscalía solicitó 22 años y 9 meses de prisión para Cristóbal Morales, con el agravante de parentesco, mientras que sus tres hermanos enfrentaron cargos por encubrimiento, estafa, hurto y pertenencia a grupo criminal, con penas de 6 años de prisión.
La tía de Vanessa expresó el sentimiento de la familia en una entrevista, destacando la sensación de impunidad que rodea a los crímenes tan atroces como este. Para ellos, el castigo que se impone no refleja la magnitud del horror y la tragedia que han experimentado.
El trágico crimen perpetrado por Angeline Candy Arrieta y Mohamed Achraf conmocionó a la sociedad en septiembre de 2019. La pareja, que residía en Zaragoza, tejieron un siniestro plan para asaltar a José Antonio Delgado, conocido como Josetxu, vecino de Vizcaya. Todo comenzó cuando Angeline creó un perfil falso en la aplicación de citas Badoo, haciéndose pasar por "Dulce Ángel", a través del cual contactó con Josetxu.
El fatídico encuentro tuvo lugar el 6 de septiembre de 2019, cuando Josetxu acudió al piso de Angeline en Zaragoza. Una vez ganada su confianza, fue sorprendido, reducido e inmovilizado por la pareja. Angeline y Mohamed se apoderaron de sus pertenencias y lo golpearon brutalmente para obtener las claves de sus tarjetas bancarias. Durante tres días, Josetxu estuvo retenido, sujeto con bridas y sin poder defenderse, mientras recibía golpes en la cabeza y el tórax con un objeto contundente, causándole una muerte lenta y agonizante.
El 8 de septiembre, los acusados procedieron a desnudarlo y enterrarlo vivo en el Barranco del Lobo de Pedrola, donde lamentablemente falleció en la fosa en la que lo ocultaron.
Cuatro años después de este cruel asesinato, Angeline Candy y Mohamed Achraf fueron condenados a 30 años de prisión por secuestrar, robar, torturar y asesinar a José Antonio Delgado. La pena original era de 34 años de cárcel, pero su abogada presentó un recurso ante la Audiencia Provincial de Zaragoza, que aceptó sumar las condenas (25 años por asesinato, 6 por detención ilegal y 3 por estafa) y fijar un cumplimiento máximo de 30 años de encarcelamiento.
El veredicto del jurado popular, presidido por el magistrado Mauricio Murillo, confirmó la culpabilidad de la pareja, quienes agredieron a Josetxu en un intento de obtener sus claves bancarias. Tras una brutal tortura, cavaron una fosa donde lo enterraron vivo en un estado probablemente límite de agonía.
La acusación particular había solicitado una pena de 35 años de cárcel, mientras que la fiscalía pedía 32 años y una indemnización de 276.843 euros para los familiares de José Antonio Delgado.
Este trágico suceso deja una marca indeleble en la memoria de quienes lo conocieron, recordándonos la importancia de la justicia y la necesidad de prevenir la violencia en todas sus formas.
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