La norma de Dios incluye la pureza moral en pensamiento, habla y conducta.

Jesús dijo que el comportamiento inmoral sale del corazón (Marcos 7:21-23), por lo que debemos tratarlo a nivel del corazón. Nuestro pasaje usa seis términos aquí para referirse a los pecados que los santos no deben practicar...

Los santos no deben ser inmorales ni avaros, sino más bien agradecidos, porque los inmorales y avaros incurrirán en la ira de Dios.

El versículo 3 comienza con “pero”, contrastando con el mandato de andar en amor, así como Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. Quiere dejar claro que el amor al que Cristo nos llama está en marcado contraste con los excesos del mundo...

No podemos imitar a Dios amándonos unos a otros a menos que comprendamos qué es el amor de Dios. La demostración suprema del amor de Dios fue cuando entregó a su propio Hijo para que muriera por nosotros en la cruz.

Cada padre tiene un amor especial por sus propios hijos. Pero por mucho que un padre terrenal ame a sus hijos, el Padre celestial ama mucho más a sus amados hijos. Como exclamó Juan...

Como hijos amados de Dios, debemos imitar a Dios amándonos unos a otros, tal como Cristo nos amó, con sacrificio.

Para imitar a Dios, debemos ser sus hijos amados.

Continuando con lo que podemos decir sobre nuestro perdón hacia los demás… El perdón bíblico es costoso. Le costó a Dios la muerte de su Hijo amado...

Lo primero que podemos decir sobre nuestro perdón hacia los demás es que el perdón bíblico es una decisión, es la decisión de abandonar la ofensa, dejarla ir. Se trata de al menos cinco aspectos...

En el contexto, encontramos formas específicas en las que debemos revestirnos del nuevo hombre, “creado a semejanza de Dios en la justicia y santidad de la verdad” (4:24). En nuestros devocionales anteriores, vimos cómo debemos desechar toda amargura, enojo, ira, gritería y calumnia (4:31). Debemos reemplazar estos pecados con bondad, misericordia y perdón, así como Dios también nos perdonó en Cristo (4:32). Ahora queremos centrarnos en lo que significa perdonar y cómo podemos aplicarlo en la práctica.

Para domar tu temperamento, recuerda ante todo cómo Dios te ha perdonado en Cristo.

Comienza cada día al pie de la cruz, maravillándote de la asombrosa gracia de Dios que envió a su propio Hijo para llevar la ira que tú merecías.

Para domar tu temperamento, participa activamente en el proceso de reemplazar la amargura y la ira con bondad, misericordia y perdón (4:32a).

El patrón no es solo que dejemos de comportarnos mal, sino también que comencemos a practicar un comportamiento piadoso. Debemos reemplazar...