¿Cómo comprometerse con una iglesia?

1) No solo asistes a una, te unes a una. Te unes oficialmente a la iglesia para que los pastores...

Debes comprometerte con la iglesia local porque es el templo de Dios, donde Él mora.

Pablo usa una tercera analogía, de un edificio. Pero no está hablando de un edificio cualquiera, sino del templo, donde Dios manifiesta su presencia de manera especial.

Debes comprometerte con la iglesia local porque es la casa de Dios.

Este es un avance sobre la idea de ser miembros del reino o nación de Dios. Ser ciudadano de un reino es un gran privilegio, pero es bastante impersonal y de gran escala.

Debes comprometerte con la iglesia local porque es el reino de Dios.

“Así pues” introduce la consecuencia de los versículos anteriores, que los gentiles y los judíos han sido reconciliados entre sí y con Dios a través de la cruz.

Pablo está usando la analogía de la iglesia como nación o reino de Dios.

A través de la cruz, todos tenemos acceso en un Espíritu al Padre (2:18).

El versículo 18 es deliberadamente trinitario, porque la Trinidad demuestra perfectamente la armonía y la unidad por las que debemos esforzarnos en la iglesia.

A través de la cruz, Cristo nos reconcilió con Dios (2:16-18) en un solo cuerpo, habiendo hecho morir la enemistad de la ley (2:16).

Esto se superpone a lo que dijo en el versículo 15, pero el enfoque cambia de nuestra reconciliación entre nosotros a nuestra reconciliación con Dios.

Cristo estableció la paz por medio de la cruz al abolir la ley del antiguo pacto y al crear un nuevo hombre, la iglesia.

Jesucristo derribó la barrera de la pared divisoria, que creó enemistad entre los judíos y los gentiles. La fuente de esta enemistad era “la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas”.

Cristo mismo es la única fuente de paz entre aquellos que han sido hostiles entre sí.

“Porque Él mismo es nuestra paz…” (2:14). Cristo no sólo hizo la paz, sino que Él es nuestra paz. La paz se puede encontrar solo en un lugar, en la persona del Señor Jesucristo, porque solo Él puede tratar con nuestro problema de pecado inherente.

A través de la cruz, Cristo nos reconcilió a todos unos con otros (2:14-15).

En los versículos anteriores observamos la situación de los gentiles ante Cristo (2:11-12). Estaban separados de Cristo, excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Aunque en este versículo no aparece la palabra “gócense”, es la emoción que domina al leer estas palabras.

Regocíjate de que la salvación de Dios resultó en un glorioso contraste en tu vida.