Juan nos advierte que no amemos al mundo ni las cosas que hay en él.
¿Pero a qué cosas se refiere? El apóstol Juan no está hablando del ámbito material. Más bien, nos recuerda que todo buen deseo puede ser corrompido por los anhelos pecaminosos y el orgullo; un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones.
¿Cuáles son los valores más importantes para ti? ¿Tu conducta refleja los valores del mundo o los valores de Dios?