En junio de 1902, Madrid amaneció con una noticia que sacudiría a toda la ciudad: el brutal asesinato de don Pascual Manuel Pastor y Pastor, un excéntrico heredero que vivía en el número 45 de la calle Fuencarral.
Pastor era un hombre enigmático: enfermizamente delgado, desconfiado hasta la paranoia, obsesionado con no ser envenenado y rodeado siempre de criados a los que cambiaba con frecuencia.
Su muerte fue todo menos discreta: apareció tendido en su dormitorio, con la cabeza destrozada a golpes de plancha. La única persona que convivía con él en esos días, la joven criada Cecilia Aznar, desapareció la mañana siguiente.
Nota del autor: Mi relato está basado en hechos reales documentados en la prensa y archivos judiciales de la época. La narración combina datos históricos con recreaciones literarias destinadas a dar vida a los personajes y al ambiente de Madrid a comienzos del siglo XX. No se trata de una transcripción literal, sino de una reconstrucción narrativa con fines divulgativos.