Un mercado en los barrios de cualquier pueblo, o barrio de Jalisco muestra la historia de la vida, con sus claros y sus oscuros, un río humano de miles de años que escurre por las plazas y calles para comprar, vender, intercambiar, mendigar, ofrecer, o hasta robar, ese pedacito de alimento que pondrá alegre tu mesa con sabores que te transportan al hogar, porque comer es añorar el pasado, es añorar ese recuerdo perdido cuando pruebas algo que te sabe a lo que te preparaba tu mamá, tu abuela, tu esposa.