Hoy es un día especial porque hace un año murió Papa Miguel, padre de mi esposa. Él mismo me contó del trabajal que le costó levantarse económicamente, de cómo, por allá en 1940, bajaba con su recua a Xochimico, en donde le fiaban las ollas y cazuelas para llevarlas a revender a Tepoztlán, Morelos. A mí todavía me tocó verlo regresar montado en el Potrillo, su caballo favorito. Cómo me recordaba a los pescadores que regresando del mar ya estaban buscando compradores para su pesca, así él, que yendo y viniendo del monte, se fue haciendo de dinero, lo que le dio para robarse a su mujer, comprar muchos terrenos y abrir una Calería, la única casa de materiales en el pueblo.