Todo esto es tan aterrador, que muchos todavía no lo creen. Pero eso mismo pasó con Noé, antes del diluvio. Nadie creyó que llovería y que sería inundada la tierra. Pero un día sucedió. En el mismo pasaje dice que ahora ya no será con agua, sino con fuego. Pero muchos se siguen dejando engañar por el enemigo, que esto no pasará, que Dios es demasiado bueno que no permitirá que se consuma la tierra con fuego. Pero una vez más, el amor y la santidad de Dios, según su Palabra, lo llevará hacer justicia.