En muchas ocasiones pagamos nuestra culpa con la comida, con nuestra relación con la comida. Si eres padre o madre y estás leyendo esto, entiéndelo, tu hija/o no tiene la culpa de padecer un trastorno alimentario. Tu no tienes la culpa tampoco de que lo tenga. Si eres un adolescente o simplemente crees que puedes estar sufriendo un trastorno alimentario (artículo escrito en el blog), tampoco tienes la culpa. Es más los trastornos alimenticios tienen causas múltiples.