Tres años viviendo al límite en términos de confianza llevan a Elías precisamente hasta su límite. Persecución, cambios de localización continuos, enemigos en la corte, amenazas de muerte, incertidumbre sobre el mañana, soledad... ¿Y todo para qué? Ni el fuego del cielo parece haber doblegado la oposición de Jezabel. Elías huye. Síndrome de burnout, depresión, auto-abandono, crisis de propósito... Pero Dios es un fino restaurador de almas, sobretodo cuando la huida es en la dirección correcta.