Cuando nos sentimos solos y aislados, debemos reenfocar nuestros pensamientos en quién es Dios y lo que quiere hacer por nosotros cuando confiamos en él.

Por más necios que hayamos sido tenemos que confiar en que Dios nos restaurará y nunca nos abandonará.

Cuando nos convertimos en seguidores de Jesucristo no debemos actuar en el mundo como si aún formáramos parte de él.

En nuestra debilidad humana, aun como cristianos, tenemos que disciplinarnos para pensar con claridad y responder bíblicamente.

Para recibir el don de la vida eterna, cada uno de nosotros tiene que poner su fe en el Señor Jesucristo, quien hizo expiación por nuestros pecados en la cruz.

Para ser parte de la familia de Dios tenemos que creer en el Señor Jesucristo y recibir su don de salvación.

Tenemos que evitar dar la impresión de que seguir a Jesucristo es una experiencia libre de problemas y dificultades

Para vivir en la voluntad de Dios como individuos y como comunidades de fe, no solo tenemos que entender el poder de Dios sino que también tenemos que experimentar y ejercer ese poder.

Al enfrentar tentaciones de ir en contra de la voluntad de Dios necesitamos recurrir al poder del Espíritu Santo que vive en nosotros para darnos la capacidad de ser victoriosos sobre el pecado.

Si hemos puesto sinceramente nuestra fe en el Señor Jesucristo necesitamos tener la certeza que Dios nunca nos abandonará.