Algunos parlamentarios han planteado la idea de adelantar las elecciones presidenciales, lo que si bien no tiene el suficiente respaldo hasta el momento, en la eventualidad podría traducirse en un paso hacia el parlamentarismo de facto.

Esto habla de una cierta soledad de la actual administración, con un respaldo no tan firme de sus propios parlamentarios y que además deja ver una fragilidad institucional que podría afectar no solo al actual gobierno.

La pregunta que surge es si Chile está preparado para un sistema parlamentarista, en especial viniendo de una de las instituciones con menor respaldo en nuestro país, que ha convertido al estado en un botín para el reparto político.