Seguimos admirando la vida de Pauline Jaricot ante las dificultades que encuentra persiste en la obra de los obreros. Aparecen soluciones para poder pagar a los pequeños acreedores pero vuelve el contratiempo, pide ayuda a sus amigos y la única solución debe presentarse a Roma a apelar las dificultades que aparecen en esos momentos, ante el Papa Pio Nono le presenta el memorial y una carta en su defensa del Cardenal. Escucharemos dos textos impresionantes de Pauline Jaricot.

Paulina Jaricot lleva años meditando sobre la justicia social, el problema obrero y cuál puede ser su solución cristiana. Concibe entonces otra iniciativa sorprendente: un “Banco del Cielo” que permita a la Iglesia, despojada por la Revolución, seguir ejerciendo su obra caritativa a través de préstamos gratuitos, sin interés.

La mala salud de Paulina llega a un máximo deterioro. Decide ir a Roma y seguir hasta Mugnano, para pedir la intercesión de santa Filomena. Curada portentosamente, el Papa, que la había visto a las puertas de la muerte a la ida, la contempla sana, atónito, a su regreso. Un favor milagroso antes de las cruces que se avecinan.

Muerto ya su querido hermano Fileas, nuestra protagonista reúne a un pequeño grupo de novicias, las Hijas de María, que intensifican las devociones del Rosario Viviente y atienden a los pobres en nombre de la Virgen. Con Paulina al frente de ellas, asistiremos a heroicas escenas de fe en medio de los motines sociales de Lyon.

Tras unos años de “soledad mística”, y ante las convulsiones sociales, políticas y religiosas de la época, Paulina capta la necesidad de reanimar la conciencia de la eficacia de la oración. Así, en 1826 lanza el Rosario Viviente, en el que de nuevo un sencillo sistema de red sirve para crear una gran unión de oraciones.

El 3 de mayo de 1822 se produce la reunión que se considera la “fundación oficial” de la Obra de la Propagación de la Fe, encaminada a sostener, no una misión particular, sino todas las misiones del mundo. Paradójicamente, esto tiene lugar sin la presencia de la auténtica fundadora, que queda relegada a un segundo plano en su Obra.

Dios se sirve de esta chica de 20 años para crear una gran organización permanente en favor de las misiones, en la que la limosna se inserta en la oración de una manera innovadora y asequible a todos. Descubrimos los primeros momentos de esta obra para “propagar la fe”, que enseguida se extiende entre la gente sencilla.

Vamos a descubrir el pujante ambiente misional que se vive por entonces en Francia, y en concreto en Lyon. En su deseo de contribuir a una eficaz recogida de fondos para la causa de la evangelización del mundo, Paulina Jaricot recibe la inspiración de un plan tan sencillo, como eficaz: una sorprendente red de ayuda a la misión.

Paulina escucha en su interior una Voz... En 1817, cuando ella tiene solo 18 años, pone en marcha su primera iniciativa, las Reparadoras del Corazón de Jesús, una obra de adoración eucarística y de reparación que extiende entre las obreras. Una visión le invitará a revitalizar la fe languideciente en la sociedad ayudando a las misiones.

Recuperándose de la enfermedad, Paulina, que se ha consagrado a María, sigue en una lucha interna, atraída aún por la vida social. El sermón sobre la vanidad que escucha a un sacerdote es el detonante de su conversión. En su nueva existencia de amor a Jesús y a los pobres, deja su círculo de riqueza y busca una vida virtuosa junto a las obreras.