Hace unas semanas pasaron por Radio Valdivielso Raquel del Val y José Antonio Alonso. Ella es pianista, nieta del Polo, criada en Vallejimeno. Él, dulzainero durante muchos años e hijo de Quecedo. Ahora centrado en la edición y revisión de partituras. Se conocieron por internet, en foros musicales, y quedaron por primera vez en una confitería de Burgos —la de los primos de Raquel. Desde entonces comparten vida, música y proyectos.
José Antonio, aunque ya no toca dulzaina con frecuencia, conoce bien ese mundo. “Yo dominaba. Igual no era el mejor en nada, pero lo hacía todo”. Ha trabajado muchos años con Federico Moreno Torroba (hijo), copiando zarzuelas y obras de gran formato, y ahora edita música de autores como Antonio José, Pedro Blanco y Joaquín Larregla. Él maqueta y compone; Raquel revisa y toca.
Ambos creen en la importancia del folklore y la música de raíz. “El folklore es música culta”, dice Raquel. “Toda la música romántica europea se basa en el folklore de cada país, y aquí tenemos una riqueza inmensa”. Han llevado la obra de Antonio José a Nueva York, Londres, Oporto y próximamente a Valladolid. También presentan sus trabajos en congresos y festivales.
Raquel organiza desde 2018 el Festival Clásicos en la Demanda en Vallejimeno. Todo empezó con una frase en broma: “Si me traes un piano de cola, yo toco en mi pueblo”. Y el piano apareció. Desde entonces, cada año se repite el ritual: bajarlo, afinarlo, llenarlo todo de música. “El ambiente es increíble. La iglesia se llena, la gente escucha con respeto. Es una fiesta para todo el valle.
Ambos defienden que la cultura no debe limitarse al verano. “En los pueblos pasan cosas cuando alguien las propone. La gente responde con ganas, con agradecimiento”, dice Raquel. Y eso les anima a seguir. A hacer posible que, incluso donde antes no pasaba nada, la música suene. Raquel, desde hace años, lleva la de Antonio José por el mundo.