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Cuando se trata de la fe, muchos creyentes sienten como si estuvieran inmovilizados por completo. Sin importar cuánto se esfuercen, les parece que no pueden progresar.
Si observas sus vidas, podrás ver la causa. No han puesto sus pensamientos en orden. Por un lado dicen: “Oh, sí, amén, yo creo en la Palabra”. Por otro, hablan de incredulidad como si fuera la última moda. “Sé que Dios dice que Él nos prosperará, pero en verdad, mi negocio va tan mal que me sacará úlceras. No puedo ni dormir de la preocupación”.
Si indagas más a fondo, te darás cuenta de que sus acciones no se correlacionan con la Palabra: “Bueno, tu entiendes hermano, es imposible que yo diezme con mi ingreso. ¡Me iría a la quiebra!”.
La fe de nada le servirá a alguien así.
Eres un ser tripartito: eres un espíritu, tienes un alma —la cual está conformada por la mente, la voluntad y las emociones— y vives en un cuerpo. Cada una de estas partes cumple un papel específico en tu vida de fe. Las tres tienen que estar en común acuerdo, ¡antes de que puedas lograr algo!
Empieza por alimentar tu espíritu con la Palabra de Dios. Así como el cuerpo desarrolla fuerza física cuando lo alimentas, también el espíritu desarrolla fuerza espiritual cuando lo alimentas con la Palabra. Esa fuerza espiritual se llama fe. Cultiva esa fe para que tu espíritu pueda dominar sobre las otras dos partes.
Luego, alinea tu alma. Enfoca tu mente en “las cosas de arriba”. Medita en la Palabra hasta que tus pensamientos se sometan a ella. Sigue meditándola hasta que tus emociones también se rindan a ella.
Por último, alinea tu cuerpo. Una vez que tu espíritu esté de veras cimentado en la Palabra, no será difícil poner a tu cuerpo de acuerdo. El cuerpo no es el líder—es un seguidor; éste hará lo que le órdenes. Comienza a enseñarle a tu cuerpo a actuar de acuerdo con la verdad que has sembrado en tu mente y en tu espíritu, y lo hará sin ningún problema.
No trates de andar en fe con tus pies atados. ¡Ponte de acuerdo! Armoniza tu espíritu, tu alma y tu cuerpo—y la Palabra te llevará tan lejos como tú quieras.
Lectura bíblica: 1 Tesalonicenses 5:14-24
© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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Cuando se trata de la fe, muchos creyentes sienten como si estuvieran inmovilizados por completo. Sin importar cuánto se esfuercen, les parece que no pueden progresar.
Si observas sus vidas, podrás ver la causa. No han puesto sus pensamientos en orden. Por un lado dicen: “Oh, sí, amén, yo creo en la Palabra”. Por otro, hablan de incredulidad como si fuera la última moda. “Sé que Dios dice que Él nos prosperará, pero en verdad, mi negocio va tan mal que me sacará úlceras. No puedo ni dormir de la preocupación”.
Si indagas más a fondo, te darás cuenta de que sus acciones no se correlacionan con la Palabra: “Bueno, tu entiendes hermano, es imposible que yo diezme con mi ingreso. ¡Me iría a la quiebra!”.
La fe de nada le servirá a alguien así.
Eres un ser tripartito: eres un espíritu, tienes un alma —la cual está conformada por la mente, la voluntad y las emociones— y vives en un cuerpo. Cada una de estas partes cumple un papel específico en tu vida de fe. Las tres tienen que estar en común acuerdo, ¡antes de que puedas lograr algo!
Empieza por alimentar tu espíritu con la Palabra de Dios. Así como el cuerpo desarrolla fuerza física cuando lo alimentas, también el espíritu desarrolla fuerza espiritual cuando lo alimentas con la Palabra. Esa fuerza espiritual se llama fe. Cultiva esa fe para que tu espíritu pueda dominar sobre las otras dos partes.
Luego, alinea tu alma. Enfoca tu mente en “las cosas de arriba”. Medita en la Palabra hasta que tus pensamientos se sometan a ella. Sigue meditándola hasta que tus emociones también se rindan a ella.
Por último, alinea tu cuerpo. Una vez que tu espíritu esté de veras cimentado en la Palabra, no será difícil poner a tu cuerpo de acuerdo. El cuerpo no es el líder—es un seguidor; éste hará lo que le órdenes. Comienza a enseñarle a tu cuerpo a actuar de acuerdo con la verdad que has sembrado en tu mente y en tu espíritu, y lo hará sin ningún problema.
No trates de andar en fe con tus pies atados. ¡Ponte de acuerdo! Armoniza tu espíritu, tu alma y tu cuerpo—y la Palabra te llevará tan lejos como tú quieras.
Lectura bíblica: 1 Tesalonicenses 5:14-24
© 1997 – 2019 Eagle Mountain International Church Inc., también conocida como Ministerios Kenneth Copeland / Kenneth Copeland Ministries. Todos los derechos reservados.
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