Cuando aceptamos a Jesús como Señor y Salvador nacemos a la vida espiritual y es ahí donde comienza nuestra vida junto a nuestro Padre Celestial

El libro a los Hebreos 13:2 nos dice: "Nos os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles", las Escrituras nos instan a ayudar al extraño, a sonreír al desconocido, a hablar con el recién llegado y quizás sin saberlo estemos ministrando ángeles

El Señor afirma que su Reino permanecerá para siempre ya que nos ha enviado a su Hijo, nacido como niño, para que en Él tengamos, no solo Paz, sino todo lo que necesitamos para estar en su santa gloria

El apóstol Pedro nos insta a que miremos hacia adelante y puesta la mirada en la venida de Jesús ya que Él vendrá por nosotros cuando menos lo esperemos

Las Escrituras mencionan los términos Cronos y Kairos y esto referido al tiempo, Cronos es nuestro tiempo terrenal, donde nosotros vivimos y Kairos es el tiempo de Dios y este es un tiempo oportuno, favorable y preciso y es donde Él se manifiesta a nosotros su creación

El apóstol Pedro nos insta a que nos abstengamos de los deseos carnales y que nuestra manera de vivir atraiga a los incrédulos al conocimiento de Cristo

Jacob en su lecho de muerte bendice a todos sus hijos y sobre José da un veredicto de su vida pasada, su realidad presente y su glorioso futuro.

Mientras somos obedientes a los mandamientos del Señor tenemos su cobertura espiritual, cuando no obedecemos a esos mandamientos estamos por las nuestras y carecemos de esa cobertura y es ahí donde debemos enfrentarnos a nuestro enemigo el diablo y en verdad la valentía no alcanzará a cubrirnos del maligno

En la vida a veces sufrimos heridas de distintos tipos, tanto físicas como espirituales y cuando son estas últimas es el corazón el que termina quebrantado y ahí está el Señor que nos sana y nos da descanso para nuestra alma.

Toda la raza humana tiene la simiente caída que heredó de Adán y para recuperar una vida espiritual que la acerque al creador, será necesario nacer en el Espíritu