Cuando una banda o artista tiene una longevidad que abarca décadas, siempre hay un momento decisivo en su carrera que crea un antes y un después.
A menudo viene acompañado de un éxito crítico que luego se perfilará como el punto de referencia que ensombrecerá lo que vendrá después. Para U2, muchos considerarán el abrumador éxito de The Joshua Tree (1987) como la línea divisoria en su carrera.
El álbum que los convirtió en “U2, la banda más grande del mundo”.
Pero para mí, esa línea debería trazarse un álbum antes, con el nuevo paisaje sonoro de The Unforgettable Fire.
Con este álbum, U2 cerró un capítulo sobre sus inicios post punk, que habían refinado y perfeccionado en sus primeros tres álbumes de estudio, y que tan perfectamente capturaron en su grabación en vivo que tuvo un alto impacto, Under A Blood Red Sky (1983) y el concierto filmado en el mismo año en Red Rocks que inundó MTV.
-
Habría sido fácil para ellos continuar en ese sonido inicial, y es muy probable que los talentos colectivos de Bono, The Edge, Larry Mullen Jr. y Adam Clayton aún los hubieran visto obtener el título de peso pesado de "banda más grande”, pero ellos anhelaban ser más, hacer más, impulsar su sonido de maneras no convencionales sin perder su alma en el proceso.
Y al hacerlo, descubrieron la verdadera alma de U2.
Eso sí, no lo hicieron solos.
Intentando explorar y expandir su composición, interpretación y sonido, U2 buscó un productor completamente diferente a lo que estaban haciendo con Brian Eno, un hombre cuyos propios trabajos musicales estaban impregnados de ambientación y experimentación.
Reacio al principio a producir un álbum de rock, Bono tuvo que trabajar mucho para convencerlo, por eso Eno trajo a su cohorte musical, el sublimemente talentoso productor canadiense y multiinstrumentista Daniel Lanois, como una especie de red de seguridad sustituta, no tanto para la banda sino para el propio Eno.
Si las sesiones no fueran tan agradables para Eno como prometió la banda, podría criticar el trabajo de las sesiones sin pruritos, dejando a Lanois estabilizar el barco.
Lanois era el productor en el campo de batalla.
Eno era (al principio) una especie de director musical, que en palabras de Bono, también les enseñaba sobre el arte en general, a una banda aún muy joven y ávida por aprender.
Entonces, cuando las sesiones de grabación comenzaron en el lugar más improbable (el ya mítico Slane Castle, con el álbum siendo terminado en Windmill Lane Studios), esta improbable colaboración le dio a U2 algo de su música más visceral y atrevida hasta la fecha.
El equilibrio entre el deseo de Eno de llevar a la banda a los rincones más oscuros y melancólicos de su música y hacer que se deleiten con el ambiente de los sonidos, y la inconfundible habilidad de Lanois para esculpir un paisaje sonoro en un punto enfocado, le dio a estos jóvenes irlandeses la libertad para explorar y salir de lo que significaba crear un álbum o una canción de U2.
-
El cambio fue evidente desde el principio con “A Sort Of Homecoming”, el emocionante tema que abre el álbum.
En sus cinco minutos de duración, se sientan las bases del álbum.
Con una batería más expresiva que explora más el uso de los toms que del redoblante, grandes atmósferas inquietantes y un bajo turbio y melancólico, “Homecoming” es como caminar a través de un amanecer en un bosque profundo con una densa niebla que te envuelve.
Hay una sensación de calma mezclada con anhelo.
Evitando escribir letras terminadas y enfocadas, Bono formó su propia narrativa a través de una serie de sesiones de asociación libre detrás del micrófono: primero formando la melodía y luego dejando que las palabras fluyeran sin una noción deliberada o preconcebida.
Esto permite una combinación de un pensamiento claro en un momento y una expresión más velada al siguiente.
Sin embargo, no se queda en algo sin sentido, y aún le permite a Bono decir líneas como "Ver caras aradas como campos que alguna vez no tuvieron resistencia".
Te da la sensación de que Bono busca un propósito en las letras y lo encuentra en el viaje de descubrimiento en lugar de aterrizar en un pensamiento o noción específica.
Respaldado por un remolino de atmósferas y líneas de guitarra resonantes de The Edge, un ritmo que llena la habitación y coros hermosos, “Homecoming” es de hecho U2 llegando a una nueva coyuntura en sus vidas y encontrando paz en una nueva dirección.
-
Este enfoque de experimentación, tanto musicalmente como a través de los bocetos de letras de Bono, en su mayor parte libera a U2 para explorar y encontrar orgánicamente su nuevo sonido, en lugar de sentir que están tratando de ponerse al día con las tendencias musicales del momento o con la noción preconcebida sobre cómo suena U2.
En su mayor parte, funciona muy bien.
En canciones como el sombrío instrumental “4th of July” (que escuchamos en cada uno de nuestros programas como introducción y cierre del mismo), la persecución en pánico de “Wire” o en el soñador “Promenade” con el que abrimos Punto Muerto, U2 abraza la naturaleza experimental del proceso y produce grandes resultados.
Luego, la canción que divide aguas en el álbum es “Elvis Presley & America”, menos concisa que sus compañeras de álbum, con un Bono que se siente como que está buscando un lugar para aterrizar la melodía vocal y el contenido lírico.
El resultado lírico se siente como un boceto, algo desenfocado o borroso y termina siendo el único punto del álbum que no se siente inmaculado.
Dicho eso, también es muy interesante la manera en que fue compuesta.
Musicalmente, toma su instrumentación de una pista de acompañamiento ralentizada de "A Sort of Homecoming".
El productor Daniel Lanois dijo que se sintió frustrado mientras mezclaba esa canción y, en consecuencia, ralentizó la grabación de la cinta de 30 pulgadas por segundo a 22.
En ese sentido, es toda una joya, además de un gran ejemplo de una etapa de liberación musical para U2.
Y con el tiempo, ha pasado a ser una pieza ineludible cuando hablamos de The Unforgettable Fire.
Por cierto, Bono describió esta canción como una reacción a una biografía de Albert Goldman sobre Elvis Presley que no era halagadora para el fallecido cantante.
Esta no sería la última vez que Bono no estuvo de acuerdo con la interpretación que hace el escritor de una leyenda del rock.
Más tarde, el cantante nombraría a Goldman por su nombre en "God Part II" (del álbum Rattle And Hum de 1988), esta vez en referencia a una biografía también poco halagadora que Goldman escribió sobre John Lennon.
-
“Pride (In The Name of Love)” es un ejemplo perfecto del talento de U2 para componer y del trabajo de Eno/Lanois para llevarlos a nuevas direcciones sin perder solidez.
Quizás la pista más sencilla del grupo, siempre avanza con un propósito.
Inicialmente inspirada en el patriotismo exacerbado de la era Reagan, el contenido lírico de la canción rápidamente cambió de lugar.
Como exploración de la vida, muerte y legado de Martin Luther King Jr., la canción es un triunfo conmovedor de pasión y compromiso.
Trabajado y reelaborado, acelerado y desacelerado, el viaje hacia “Pride” fue uno que al mismo tiempo frustró y emocionó a la banda. Y valió la pena.
Con su introducción de guitarra repicante y su patrón de batería fuera de lugar, “Pride” permite que todos aporten lo mejor de sí mismos.
El trabajo de guitarra de Edge es altísimo y aventurero. El trabajo de bajo de Adam proporciona una plataforma sólida para el ritmo contundente de Larry. Y la voz de Bono está empoderada, una mezcla de tensión y fuerza, mientras toca cada estribillo poderosamente con su glorioso grito "¿Qué más en nombre del amor?”.
Con una duración inicial de más de cinco minutos, Lanois e Eno enfocaron y reenfocaron la canción, reduciéndola a poco más de cuatro minutos, aumentando la urgencia de la misma y llenándola de pasión.
Suban el volumen, suena “Pride (In The Name Of Love)”.
-
La canción que da título al álbum, “The Unforgettable Fire”, es un golpe maestro de improvisación, ambientación y experimentación.
Como posiblemente uno de los mayores esfuerzos registrados de U2, la pista es alquimia musical. El estilo de creación de bocetos de Bono frente al micrófono da como resultado letras que son intrigantes y dejan espacio para múltiples interpretaciones.
La mezcla de cuerdas, piano y atmósferas le dan a la canción mayor amplitud y una calidad cinematográfica inspiradora.
Es cálido y acogedor, reconfortante y conmovedor, con un arreglo de cuerdas exquisito a cargo del músico de jazz irlandés Noel Kelehan.
"The Unforgettable Fire" fue lanzada como segundo sencillo del álbum en abril de 1985.
La banda citó una exposición de arte de las víctimas de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, que se llevó a cabo en el Museo de la Paz de Chicago, como inspiración lírica de la canción.
Se convirtió en el primer sencillo número uno de U2 en Irlanda, su tercer éxito entre los diez primeros en el Reino Unido, alcanzando el número seis en la lista y el número ocho en la lista de sencillos holandesa.
-
Siendo el tema más largo del álbum, “Bad” parecía destinado a llenar de música arenas y estadios de todo el mundo.
Con el trabajo de guitarra lleno de armónicos de The Edge perforado por un resonante golpe de pandereta, la canción sienta las bases para que la letra de Bono se incline hacia el abismo antes de dar un salto glorioso.
Con cada verso que pasa, la canción gana energía, con cuerdas vibrantes agregadas y el bajo de Adam deslizándose arriba y abajo por el diapasón.
Mientras escuchás la canción, sentís la construcción del clímax en el punto medio, pero en lugar de empujar, la producción la mantiene discreta para mantener la cruda tensión.
No es hasta que pasa otro verso que saltamos con la batería de Larry cambiando a una combinación alterna de charleston abierto y golpes de caja fuertes que impulsan a la canción a su momento de gloria.
La recesión de principios de la década de 1980 había provocado un elevado número de adictos a la heroína en el centro de la ciudad de Dublín.
En los conciertos, Bono frecuentemente presentaba “Bad” como una canción sobre Dublín.
Además, la interpretación de 12 minutos de la canción por parte de la banda en el histórico concierto benéfico Live Aid, en 1985, fue un momento decisivo para ellos y uno de los más recordados del festival.
Aunque Bono ha dicho en más de una ocasión que dejó la canción sin terminar.
-
Otro momento de gloria es el cierre del álbum “MLK”.
La segunda canción del álbum inspirada en la vida de Martin Luther King Jr., “MLK”, es una inquietante canción de esperanza.
Mientras Bono canta “Duerme esta noche / Y que tus sueños se hagan realidad”, no es sólo un llamado al histórico discurso de King “Tengo un sueño”, sino también un llamado rotundo a la esperanza.
Con una producción básica de acordes aireados y prolongados y la voz de Bono, “MLK” está lleno de soul, demostrando que el cálido registro natural de Bono es tan poderoso cuando se controla como en sus gritos apasionados.
Y es que con The Unforgettable Fire, U2 entregó un álbum inolvidable.
Uno que los empujó hacia una nueva dirección, permitiéndoles liberarse de nociones o expectativas preconcebidas y encontrar el enfoque adoptando uno decididamente nuevo en la composición y producción.
Sentó las bases para álbumes posteriores como The Joshua Tree y los audaces pasos fuera de lo común que son Achtung Baby (1991), Zooropa (1993) y Pop (1997).
Vas a escuchar los ecos de The Unforgettable Fire que aún impregnan su sonido hoy.
Y aunque puede haber sido eclipsado por su continuación, The Unforgettable Fire (al menos para mí) sigue siendo su lanzamiento más ambicioso y atrevido, además de mi álbum favorito de todos los tiempos de U2.
De esta forma, nos vamos yendo, nos vamos despidiendo de este episodio.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.
Esto fue The Unforgettable Fire, de U2, en Punto Muerto.
“Elvis is still in the building, goodnight Montevideo City.”