"Cuando salgo de la sesión estoy peor", "estuve a punto de llamar", "cada vez que me siento aquí lloro"... Si estas frases te suenan, no estás solo/a. Es muy frecuente escuchar esto en consulta y puede hacerte dudar si la terapia funciona o si deberías dejarla.
¡Pero nada más lejos de la realidad! Experimentar esa sensación es completamente normal y forma parte del proceso terapéutico. Es uno de los "efectos secundarios" de la terapia, y lejos de significar un retroceso, es un signo de que estás en el camino correcto. Estás removiendo, procesando y enfrentándote a aquello que te incomoda, y eso, aunque duela, es parte de la sanación.
Nuestra psicóloga, María Arévalo, nos explica más sobre este importante aspecto del camino hacia el bienestar. Confía en el proceso, confía en ti.