Señor Jesús, oramos por todas las ovejas que se pierden, pero nuestro corazón está especialmente con los corderos perdidos. Ten piedad de los lobos humanos que roban, explotan ya veces matan a los corderos del rebaño del Padre; ayúdalos a ver el horror de lo que están haciendo. Consuela a los padres afligidos que en muchos casos ni siquiera tienen el consuelo de un servicio funerario. En tu amor misericordioso, concede que esos corderos, aunque aquí se hayan perdido, puedan ser encontrados en el más allá. Vigila a los que todavía andan descarriados aquí abajo. Guíelos por caminos seguros. Envía pastores a buscarlos. Y abre los ojos de la sociedad para que dejemos de considerar la propiedad como más importante que las personas. Amén.