Cada uno de nosotros es capaz de sanar de alguna manera, porque tenemos ojos que pueden ver, oídos que pueden escuchar, lenguas que pueden hablar, manos que pueden tocar y, sobre todo, un corazón que puede amar.
Señor, haznos instrumentos de tu poder sanador.
Donde haya odio, sembremos amor.
Donde haya ofensa, perdón; donde haya duda, fe; donde haya desesperación, esperanza; donde haya oscuridad, luz; y donde haya tristeza, alegría. Amén.