Reino Unido, Canadá y Australia reconocieron el Estado palestino provocando el rechazo israelí que califica la medida como "recompensa al terrorismo". El Ministerio de Exteriores de Israel denunció que los líderes de Hamás llaman a esta declaración "los frutos de la masacre del 7 de octubre" y que solidifica el apoyo a la organización terrorista.
Israel argumenta que la decisión británica y de sus aliados "no fomenta la paz sino que desestabiliza la región" al separar la cuestión del estado palestino de otras negociaciones necesarias. Esta posición israelí encuentra eco en sectores significativos de la política británica que critican duramente la decisión del primer ministro Keir Starmer.
La oposición británica también critica duramente a Starmer por "premiar al terrorismo". La líder conservadora Kemi Badenoch calificó el reconocimiento como "absolutamente desastroso" que "deja abandonados a los rehenes en Gaza", evidenciando las profundas divisiones internas sobre esta decisión diplomática.
Críticas internas en Reino Unido
Nigel Farage de Reform UK coincidió en que este acto "recompensa a los terroristas de Hamás", sumándose a las voces críticas dentro del país. Solo Ed Davey de los Liberal Demócratas apoyó la medida, evidenciando el aislamiento del gobierno laborista en esta decisión controvertida.
El ministro israelí Gideon Saar habló con Badenoch agradeciendo su "feroz oposición" y distinguiendo entre el pueblo y el gobierno británicos. Esta comunicación directa subraya cómo Israel busca mantener vínculos con sectores de la sociedad británica que rechazan la posición oficial.
El reconocimiento del Reino Unido al Estado palestino representa un cambio significativo en la política exterior británica que genera divisiones internas y tensiones diplomáticas. Las críticas de la oposición y de Israel evidencian cómo esta decisión puede interpretarse como legitimación del terrorismo palestino en lugar de contribuir genuinamente a la paz regional.