En esta oración de reflexión, profundizamos en la importancia de nuestra actitud hacia los demás, recordando el llamado de Cristo a vivir con amor, compasión y comprensión. En un mundo donde es fácil juzgar y rechazar, Dios nos invita a mirar con ternura y paciencia a quienes nos rodean, a construir puentes y a ser reflejo de su amor incondicional. Que esta oración nos inspire a perdonar, a aceptar y a tratar a cada persona como nuestro hermano o hermana, con humildad y bondad en el corazón.